El pentagrama ha muerto. O está a punto de fallecer, al igual que sus notas en blanco y negro, como base fundamental, y única hasta ahora, para introducir en la música no sólo a los niños, sino a cualquiera que tenga interés por ella. Porque siglos después de su uso, ha llegado la revolución para su enseñanza a base de esferas de colores, que para los chavales son mucho más prácticas y les sirven para aprender jugando. Y el autor de este cambio, del que se habla y no se para en los ambientes propios, es el polifacético guitarrista albaceteño David (Tuti) Fernández Graciani. Que, además, entre otros proyectos y no sólo musicales, ya tiene fechas cerradas para grabar en Albacete lo que será su nuevo disco de jazz.