No se trata tanto de los efectos de la crisis -que también-, sino de la crisis de fe que en estos momentos se asienta en la sociedad. Los sectores implicados en la celebración de la Primera Comunión vienen detectando un ligero descenso de clientes conformen pasan los años, una circunstancia que achacan a que cada vez son menos las familias que deciden que sus hijos reciban la Primera Comunión.