Lo acaba de sentenciar el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), aunque su decisión se puede recurrir. El caso es que la Gran Cámara de Estrasburgo ha revocado parcialmente un fallo que admitía el despido de un trabajador de una empresa rumana, por haberle pillado mensajes privados que había enviado desde el ordenador de su puesto de trabajo.