Lo que hoy llamamos movilidad laboral, antaño era emigración económica pura y dura. La miseria empujó a miles de españoles a cruzar los Pirineos a partir de la década de los 50, un movimiento migratorio que prosiguió durante años. En los años 70, solo a la vendimia francesa se iban unos 8.000 temporeros albacetenses, y pueblos de la sierra como Yeste, Bogarra, Nerpio, Socovos, Ontur o Ayna.