Piden 44 años para unos padres por intento de asesinato

JOSECHU GUILLAMÓN
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Según la Fiscalía, los procesados pegaron a su hijo en repetidas ocasiones y le causaron fracturas en varios huesos durante meses, hasta que le dieron una paliza brutal que casi acaba con su vida

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial juzgará el próximo martes a unos padres adoptivos, que se enfrentan a 44 años y 10 meses de prisión, por intentar matar a su hijo de una paliza y maltratarlo en numerosas ocasiones, en las que le fracturaron varios huesos.

Los procesados J.J. y L.D., adoptaron el 4 de junio de 2015, conforme a la ley china, al menor L.Y. (nacido en 2012 en China), encontrándose en el momento de la adopción los dos procesados residiendo en España. El 23 de mayo de 2016 se autorizó la reagrupación familiar y con ello la convivencia del menor con sus padres adoptivos, en un domicilio de Almansa.

Desde el inicio de la convivencia, los acusados aprovecharon la escasa edad del menor (cuatro años) para someterlo a maltratos físicos y vejaciones de manera continuada, los cuáles eran realizados en unas ocasiones de manera conjunta por los dos progenitores, y en otras sólo por uno de los dos procesados, pero con el conocimiento y consentimiento del otro, que nada hacía por evitar tales maltratos al menor, sometiéndole con ello a una situación hostil aprovechándose de la imposibilidad de reacción del niño.

Las agresiones. Según el fiscal, desde octubre de 2016, hasta abril de 2017, el menor sufrió castigos y  palizas de todo tipo, en las que le causaron numerosas lesiones, entre las que destacan la fractura del hueso cúbito, fractura de la clavícula, aplastamiento de la cadera, fractura en un dedo, fractura de las costillas sexta, séptima, octava, novena y décima de la parrilla costal derecha y de la quinta, sexta y séptima de la parrilla costal izquierda.  A pesar de haber sometido al menor de manera continuada, durante estos seis meses, a estas agresiones y haberle causado lesiones de gravedad que comprometían su salud y su vida, los procesados no lo llevaron a ningún centro médico, ni permitieron que lo viera un facultativo, haciendo completa delación de sus funciones como padres.

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