La santidad, como único propósito en la vida

SPC
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El Papa Francisco sube a lo más alto de los altares a Pablo VI, a monseñor Óscar Romero y a la religiosa Nazaria Ignacia March, que dejó España para atender a los más pobres en Bolivia

Ante unas 70.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Obispo de Roma proclamó ayer santo al Papa Pablo VI, cuyo pontificado fue de 1963 a 1978, en una multitudinaria ceremonia en la que también se canonizó al arzobispo de San Salvador, Oscar Romero, y a la monja nacida en España Nazaria Ignacia March, que realizó toda su labor en Bolivia.

La subida a los altares de Pablo VI fue recibida con un gran aplauso por personas procedentes de la región de Lombardía (norte de Italia), donde nació el Papa Giovanni Battista Montini y miles de peregrinos llegados de El Salvador.

Durante la ceremonia, fue recordado por haber concluido el Concilio Vaticano II, y haber sido beatificado por el Papa argentino el 19 de octubre de 2014 en una misa que supuso la clausura del Sínodo extraordinario sobre la familia.

En la homilía se encontraba la familia, que fue protagonista del milagro para que Pablo VI pudiera ser proclamado santo. Un hecho que ocurrió a la niña Amanda nacida el 25 de diciembre de 2014 en Verona (Italia), con apenas 24 semanas de gestación, pero que sobrevivió.

«Creo que el Papa estará muy contento. Una de las primeras cosas que me dijo al inicio de su pontificado era que esperaba y rezaba para poder canonizar a Pablo VI», reveló el prefecto, Angelo Becciu.

Francisco, en numerosas ocasiones, ha mencionado la influencia que ha tenido Pablo VI en su vida como sacerdote y que ahora se puede apreciar en su propio deseo de reformar la Iglesia.

Así, éste será el tercer Papa que canoniza Francisco, después de san Juan XXIII y san Juan Pablo II.

Desde Roma, el Pontificie ensalzó la santidad como el único propósito para los cristianos a los que pidió que «se centraran en el amor y el servicio a los demás». 

En este contexto, y como homenaje al arzobispo Oscar Romero, Francisco llevó el cíngulo -el cordón con borlas que se ata a la cintura- aún manchado de sangre que portaba Romero cuando fue asesinado por un comando de un disparo en el pecho el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba misa.

Fue también un día histórico para España después de que se proclamara santa a la religiosa Nazaria Ignacia March Mesa, nacida en Madrid en 1889, pero que será considerada la primera santa boliviana, pues fue en este país  donde ejerció su labor en favor de las mujeres trabajadoras y los más pobres.

March fue una religiosa feminista y convencida del concepto que ahora repite siempre el Vaticano de una Iglesia «en salida».

Entre sus logros consiguió organizar en 1933 a las féminas de los mercados y comercios de la localidad de Oruño, donde pasó la mayor parte de su vida, para formar el que fue el primer sindicato obrero femenino de Bolivia. También creó la llamada Olla del pobre, comedores sociales que siguen ofreciendo entre 150 y 200 almuerzos a diario para los más necesitados.

Su Santidad agradeció la presencia en el solemne acto a las delegaciones internacionales que se desplazaron, para luego citar a la Reina Sofía, en representación de España, y a los presidentes de Chile, El Salvador y Panamá.