No es que sea una práctica común y generalizada, pero a pesar de estar prohibida y castigada en el Código Penal, todavía aparece en algunas fachadas y portales. Es el azufre, un tóxico que se identifica como unos polvos amarillos que se extienden por el suelo y las paredes para evitar los orines de los perros, si bien está considerada como una «sustancia peligrosa» que puede afectar a la salud.