150 años de una rubia

Ana Lázaro Verde (DPA)
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Conocida popularmente como 'pela', 'perra chica' o 'perra gorda', la peseta aún pervive en la mente de muchos nostálgicos que se resisten a pensar en euros

Tras sobrevivir a una revolución, dos repúblicas, varios reinados, una cruenta guerra civil y una dictadura, la peseta desapareció de las carteras de los españoles a principios de 2002 al ser sustituida por el euro, pero todavía hoy permanece viva en la memoria colectiva del país y guarda un sentimiento cargado de nostalgia. 

Esta semana se cumplen 150 años de su nacimiento y, aunque ya existe una generación que nunca pagó con ella, en España quedan ciudadanos, especialmente los más mayores, que siguen «pensando en pesetas». Es decir, que multiplican por 166,386 cualquier precio en euros. 

Durante su siglo y medio de vida, esta moneda recibió apodos como rubia, perra chica, perra gorda o pela y dio lugar a palabras como «pesetero», adjetivo que aún recibe hoy quien da «mucha importancia al dinero», según la Real Academia Española (RAE). 

«La historia de este popular medio de pago es, en buena parte, la historia de los hombres y mujeres españoles que entraban en el mundo moderno», explicaba la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre al recordar este 150 aniversario. 

La peseta nació oficialmente como unidad monetaria el 19 de octubre de 1868 por decreto del Gobierno provisional implantado en el Estado tras el derrocamiento de la reina Isabel II, poniendo fin así a otras denominaciones existentes en la época como el maravedí, el real o el escudo. 

La España de la época quiso emular a Francia y decidió instaurar una moneda nacional (sin la efigie de la reina derrocada). Siguiendo los dictados de la Unión Monetaria Latina, a la que el país finalmente no se adhirió, se impuso el sistema métrico decimal como base real para la economía nacional.