La quinta de abono conjugó un destacado encierro de Torrestrella con una terna que no le fue a la zaga, con la verdad del toreo que puso Ureña, el temple de Rubén Pinar y las manos de seda de Garrido con el capote, que hicieron que se viviese una tarde de emoción con el resultado de la puerta grande para los dos primeros diestros.