La portería en los genes

J.L. Royo
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Vanessa, guardameta del Fundación, es hija del mítico portero de la selección colombiana y de Boca Júniors, Óscar Córdoba

La portería en los genes - Foto: Rubén Serrallé

Vanessa Córdoba es guardameta del Fundación Albacete, pero también es la hija de uno de grandes porteros de la historia del fútbol, el colombiano Óscar Córdoba, que visitó a su hija hace unos días en la Ciudad Deportiva Andrés Iniesta.

Óscar Córdoba fue uno de los mejores porteros del mundo en la década de los 90, jugando en equipos como el América de Cali, el Boca Júniors y el Besiktas turco entre otros muchos. Jugó dos Mundiales y ganó dos veces la Copa Libertadores con el Boca. Es, sin duda un espejo en el se mira su hija Vanessa, que iba para estrella del voleibol, pero las lesiones le obligaron a dejar este deporte y se pasó al fútbol, en el que no podía jugar en otra posición que no fuese bajo los tres palos.

«El fútbol fue una de esas cosas de la vida, nunca lo había considerado y no me gustaba que preguntaran si paraba. Pero la vida da muchas vueltas y no se me daba mal parar, por eso creo que ha sido una lección, un proceso estilo enamoramiento, como un noviazgo, al principio no quería mucho al fútbol, pero poco a poco me fue conquistando, aunque todavía hay días que me peleo con la portería, pero ahí vamos, enamorándonos más», comenta una Vanessa Córdoba cuyos genes parecen haber dirigido su carrera futbolística.

«Decidí ser portera porque tengo más habilidad con las manos que con los pies, todos los deportes que he hecho era de manos, pero al ser un cambio tan drástico me iba a costar adaptarme a otra posición con 16 años».

Que su padre hubiera sido portero le ha permitido tener un hombro en el que apoyarse. «Disfrutamos hablando de fútbol en plan familiar, pero también ha sido una lección para todos entender que cada camino es diferente, cada cuerpo es distinto y cada experiencia es única. Él me da herramientas, pero al final la que la tiene que adaptar a su cuerpo soy yo».

Óscar Córdoba cree que venir a jugar a España es una buena oportunidad para su hija. «Las experiencias que ha cogido le sirven mucho en si vida personal y profesional, vino a madurar y a aprender de una cultura en general y futbolística en particular y de eso hablamos normalmente», explica el mítico meta colombiano a La Tribuna.

Consejos.

Como buen padre aconseja a su hija en todos los aspectos, sobre todo a nivel futbolístico. «Doy algún tipo de consejo por los momentos que he podido vivir y lo que ella se puede encontrar,  por ejemplo rechazar el balón cuando la cancha no es buena, despejar de puños los primer balones para marcar territorio, cosas así, pero al final quien toma la decisión es ella».

En este sentido, Vanessa entiende que su padre esté pendiente de su carrera, aunque reconoce que  «al principio era bastante fuerte y yo siempre le llevaba la contraria, pero más por un tema de padre e hija. Al comienzo no tenía argumentos para rebatirle, pero después él me decía una cosa, yo hacía otra y me funcionaba, entonces no me podía regañar porque había parado la pelota. Ha sido un aprendizaje para toda la familia, pero sí procuramos hablar de fútbol tres días después del partido porque eso es lo que hace bajar los humos, la verdad es que me aconseja bastante».

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