Su cuantía es poco más de la mitad del salario mínimo interprofesional, pero para muchas personas se convierte en una auténtica tabla de salvación. Es el Ingreso Mínimo de Solidaridad (IMS), una ayuda que concede la Consejería de Bienestar Social a personas que están sin trabajo y en situación de exclusión. Su concesión tiene que ir respaldada por un informe emitido por los trabajadores sociales.