No hay vencedores ni vencidos. La cooperación, la comunicación, la participación y la confianza son claves para conseguir resolver el enigma en equipo. Es un reto común, un desafío para superar entre todos. Puede haber líderes, pero no lo serán tanto si no tienen en cuenta a sus iguales. El scape room o juego de escape se ha puesto de moda en los últimos años, especialmente entre los jóvenes y las familias, que se apuntan al reto de encerrarse en una habitación para poner a prueba su ingenio, agilidad mental y capacidad para resolver situaciones comprometidas que les impiden salir de esa caja negra.

La popularidad de esta especie de yincana mental, originaria de Japón, es de tal calibre que el Centro Joven de Albacete decidió repetir esta actividad en su programa especial de Navidad, después de la grata experiencia que obtuvo en Halloween. Lo bueno del Centro Joven es que, además de ofrecerla de forma gratuita para todos aquellos usuarios con carné, tiene la capacidad de interrelacionar a menores y jóvenes de diferentes edades, como se demostró en la primera jornada del scape room de la semana pasada, donde se organizaron dos grupos de participantes con edades comprendidas entre los 12 y 17 años y un tercero con jóvenes de entre 18 y 26 años. De esta forma se genera también un importante vínculo entre niños, adolescentes y personas que han superado la mayoría de edad, dado que en el scape room no hay líderes, ni listos ni capitanes, sino un equipo dividido en tres grupos, cada uno de ellos encerrado -literalmente- en una habitación.

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