Los años se van sucediendo y los vientos del olvido van dejando sombras sobre nuestro pasado aunque este sea un tanto inmediato. El eficaz y aun heroico empeño de su misión por los pilotos y aviadores pioneros no debe caer en el recuerdo por significar en todos los casos notables enseñanzas, lecciones de vida forjadas en ejemplos para generaciones venideras. En estos días se festeja el centenario de la aviación en Canarias.

Cada 30 de abril se celebra el día de la aviación canaria y en el presente, el archipiélago revivió el centenario del medio de transporte que lo proyectó con futuro al mundo. El 7 de mayo se ponía en circulación un sello de Correos de 0,52 euros, dedicado a esta efeméride. Un total de 300.000 estampas divulgarán el primer vuelo de un aeroplano a motor en su territorio. Fueron el piloto Léone Garnier y Jaime Company Escandell los elevados al azul cielo.

La preparación de la efeméride y el desarrollo de su festejo va dirigido a la aviación en su concepto más extenso, civil, deportivo, militar, de ocio y recreo. En ese afán Domingo Doreste Ojeda, presidente del Grupo Filatélico y Numismático de Las Palmas llevan a la filatelia el recuerdo de aquel vuelo del Bleriot, llegado en piezas por barco y que tenía 110 kilómetros por hora de velocidad posible. Haciendo imborrable que la sencillez de aquellos ingenios más pesados que el aire luchaban con el tesón de sus propulsores.

Dentro de la historia de la aviación en las islas Canarias hay que apuntar que en 1919 llegaba el primera aeronave por sus propios medios, el hidroavión de Legrane. Pero no sería hasta 1924 que llegaron los primeros aviones que aterrizaron en el páramo de Gando. 

Hoy es su principal medio de transporte y en el ámbito cultural del sello ese mensaje queda para la Historia.