Bajan los tocomochos y estampitas en Albacete

M.O
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En la capital se contabilizan cuatro casos este año frente a ejercicios como 2012 con casi una veintena, y la Comisaría apunta a la mayor prevención como motivo de un descenso que no se da en otros territorios

Bajan los tocomochos y estampitas en Albacete. - Foto: EFE

La información y la prevención surten efecto para conseguir atajar los timos más tradicionales entre los albacetenses, aunque son timos que todavía existen y generan denuncias en sede policial. Pese a los muchos años en los que la forma de actuar de los estafadores se conoce, incluso por medio del cine, los incautos se prestan todavía a creer las historias de los tramposos, explicaba el comisario jefe, José Francisco Roldán, que comentaba los datos de denuncias de los últimos años: «Sí es cierto que la gente sigue picando, pese al nivel de información amplio, parece que aunque hay más conocimiento sobre lo que pasa también hay más avaricia en algunos, que pican ante esa posibilidad de tener un dinero extra».

Los timos tradicionales son los conocidos tocomochos y estampitas. La fórmula es la de siempre: Los timadores actúan en pareja. En el tocomocho el timador finge que tiene un número premiado en alguna lotería, recordaba el comisario: «En este timo se suele usar el cupón de la ONCE, también a veces la Lotería Nacional, pero siempre es el cupón de la ONCE, también hubo una época en que veíamos que se hacía con Primitiva, pero eso ya pasó». El timador finge tener ese premio que por algún motivo no puede cobrar, y ofrece a la víctima entregar el número premiado a cambio de un dinero.

El resultado, por supuesto, es que no hay ningún premio, y la víctima pierde el dinero que ha entregado a los timadores. El timo de la estampita es similar, aunque en ese caso, como recordaba el comisario, el objeto del deseo es un sobre con dinero: «El primer timador finge ser discapacitado, ,y aparece el segundo, que hace como que no le conoce». Éste convence a la víctima de entregar dinero real a cambio de ese sobre con más dinero, para engañar al discapacitado, aunque por supuesto quien quiere aprovecharse resulta luego engañado, porque el sobre con billetes tiene en realidad recortes de papel.