Hungría concluye su 'muro'

Agencias
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Budapest finaliza la valla anti-inmigrantes de unos 175 kilómetros en su frontera con Serbia, mientras París acusa al país magiar de no respetar los valores europeos con los refugiados

 
La frontera sur de la Unión Europea entre Hungría y Serbia cuenta ya con un nuevo muro de contención anti-inmigrantes. El país magiar ha concluido la construcción de una valla alambrada de 175 kilómetros de longitud y metro y medio de altura a lo largo de su frontera, según informaron ayer distintos medios locales. 
A su vez, las autoridades de Budapest continúan con la construcción de un segundo muro de contención, más sólido y de cuatro metros de altura, que esperan concluir en noviembre.
El Gobierno del conservador Viktor Orbán anunció el pasado mes de junio su controvertido plan de levantar una valla para parar la inmigración que entra en el país desde Serbia.
Además, el Parlamento de ese Estado debatirá esta semana establecer penas de cárcel por cruzar de forma ilegal su frontera y autorizará el uso, en determinadas circunstancias, de pelotas de goma y gases lacrimógenos.
El número de refugiados que a diario cruzan el paso, provenientes de países en conflicto como Afganistán, Siria o Pakistán, ha oscilado en las últimas semanas entre los 1.000 y 3.200.
En lo que va de año, este territorio de la UE interceptó a más de 140.000 personas, entre inmigrantes y refugiados, que entraron en de forma ilegal
Sin embargo, no todo son parabienes en la construcción de este nuevo muro en Europa. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, criticó la política de refugiados de Hungría, país miembro de la Unión. 
«El Estado magiar no respeta los valores europeos comunes», indicó Fabius en declaraciones a la emisora Europe 1. 
Las autoridades europeas deberían hablar «seriamente» con Budapest, subrayó el titular galo. 
El ministro francés indicó, además, que era «escandaloso» que algunos países, «sobre todo del este del bloque», no aceptasen el reparto de solicitantes de asilo. 
Alemania, agregó, muestra en ese sentido una actitud más audaz y Francia está de su lado. «Pero el Viejo Continente en su conjunto tiene que asumir la responsabilidad», agregó Fabius. 
 
quinto detenido. Mientras, la Policía húngara informó del arresto de un quinto sospechoso de nacionalidad búlgara por el camión con 71 inmigrantes muertos hallado el pasado jueves en Austria. 
Las autoridades del Estado magiar están intentando hacer frente al tráfico humano, debido a que un número de personas sin precedentes está intentando llegar a Europa desde Oriente Próximo y África, huyendo de la violencia y pobreza de sus países de origen. Cientos de ellos han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo en los botes precarios en los que viajan en lo que va de año. 
Tres búlgaros y un afgano están ya bajo arresto pendientes de una investigación en Hungría. Los cuatro se enfrentan a una pena de hasta 16 años de cárcel por tráfico de personas allí, además de tener cargos de asesinato en Austria. 
Los casos de tráfico humano se están multiplicando. Otro grupo de inmigrantes hacinados en una furgoneta, entre los que había tres niños, se libró por poco de la muerte tras ser encontrados en Austria el pasado sábado. La Policía de ese país informó de que el vehículo, un Fiat Ducato, tenía matrícula española y que los pequeños sirios y sus familias han desaparecido del hospital al que fueron llevados para ser tratados. 
En este contexto, los ministros de Interior de la UE celebrarán el próximo 14 de septiembre una reunión de emergencia sobre la actual crisis migratoria y de refugiados, según anunció la Presidencia luxemburguesa de la Unión en Twitter. El objetivo de la misma es «fortalecer la respuesta europea» a la situación que se vive actualmente, anotó.
Por su parte, el Papa Francisco pidió que se eviten crímenes como la reciente muerte en Austria de 71 refugiados que viajaban en un camión frigorífico. «Pidamos por la misericordia de Dios y que nos ayude contra esos crímenes contra toda la familia humana».
Yes que las cámaras de televisión captaron momentos dramáticos de sin papeles perseguidos por la Policía. «¡No hay nada en Siria!», clamaba un inmigrante, que confesó que temía que le tomaran las huellas dactilares en Hungría porque eso significaría quedarse recluidos en ese país. Por eso prefieren que sea en sus destinos.