Gabriel Ciscar: Un gran matemática y un ilustre marino

Sánchez Robles
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Presidió la comisión española que colaboró en París, en 1798, para el establecimiento del sistema métrico decimal y fue director de la Academia de Guardiamarinas

Imagen de la calle. - Foto: Arturo Pérez

La ciudad de Albacete destacó con el nombre de una calle a un ilustre matemático, marino y político español, Gabriel Ciscar y Ciscar, nacido en la localidad valenciana de Oliva  el 17 de mayo de 1769. Sus primeros estudios los realizó en las Escuelas Pías de Valencia y tal era su aprovechamiento que con 14 años comenzó los estudios de Filosofía y Humanidades en la Universidad de la capital del Turia, aunque a la mitad de la carrera decidió trasladarse a Cartagena para ingresar en la Academia de Guardamarinas, donde al poco tiempo de finalizar estos estudios fue nombrado profesor de navegación y matemáticas y unos años más tarde ser designado director de este centro militar. Al poco tiempo fue llamado a la Corte para ocuparse de la reimpresión del examen marítimo de Jorge Juan. Este trabajo fue importante por  sus aportaciones  en estas cuestiones marítimas que se concretaron en una exposición de los principios del cálculo, nuevas proposiciones y críticas de otras demostrando su falsedad.

Su preparación científica fue el principal argumento para que en 1796 se le enviara a Trípoli a realizar varias tareas de su especialidad, lo que sirvió para que determinara con precisión la longitud geográfica de varios puntos de la costa meridional de Cerdeña y de otros lugares. El año 1798 fue clave en la vida y en la carrera de este gran matemático e ilustre militar, ya que obtuvo el nombramiento de comandante del Cuerpo de Artillería de Marina del departamento de Cartagena y fue elegido por el Gobierno representante de España en la reunión convocada en el Instituto de Francia para comprobar los patrones definitivos del sistema métrico decimal y fijar sus principios.

Cuando regresó de este congreso en Francia, publicó Memoria  elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales fundados en la Naturaleza para exponer las ventajas del nuevo sistema métrico, proponiendo una nomenclatura castellana a la vez que expresó las relaciones de los nuevos pesos y medidas con los usados en España. En esta obra Gabriel Ciscar mencionó cuatro péndulos con los que había realizado experiencias gravimétricas en Madrid con la intención de compararlas a las que se habían realizado en París.

Tras la invasión francesa en mayo de 1808, decidió dedicarse a la política entrando a formar parte de la Junta de Observación y Defensa, obteniendo el nombramiento de secretario vocal de la Junta General Militar y unos meses más tarde secretario del Consejo Supremo de Guerra y Marina en Sevilla. Posteriormente fue promovido al cargo de gobernador militar y político de Cartagena y en 1810 secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina. Durante la ausencia de Fernando VII, las Cortes de Cádiz le designaron miembro de la regencia en dos ocasiones junto a Pedro Agar y Joaquín Blake y con el cardenal Luis de Borbón. Al regreso del Rey, pese a la defensa de su causa, fue encarcelado por sus ideas liberales y desterrado a Oliva, hasta que fue reivindicado en el trienio liberal siendo ascendido a teniente general en 1820 y en 1823 ocupó el puesto de regente provisional junto a Cayetano Valdés y Gaspar Vigodet.

caída en desgracia. El triunfo de la restauración absolutista de Fernando VII ayudado por las monarquías europeas que mandaron los llamados Cien Mil Hijos de San Luis supuso un grave problema para Gabriel Ciscar, puesto que el rey decidió la confiscación de sus bienes y su condena a muerte, de la que se salvó refugiándose en Gibraltar. La intervención del general Burmont, conde de Bordesull, lugarteniente del duque de Angulema, fue decisiva para que Ciscar no fuera ejecutado, embarcándole a la fuerza en un buque británico situado en la bahía gaditana que fue el que le trasladó a  Gibraltar, donde tuvo  hasta su muerte el 12 de agosto de 1829 la ayuda económica de Arturo Wellesley, duque de Wellington mediante una pensión que le concedió. Precisamente, en la última etapa de su vida en Gibraltar, Gabriel Ciscar publicó el Poema físicoastronómico en el que rindió homenaje a los mejores científicos españoles del siglo XVIII, poniéndose de manifiesto que es considerado como uno de los matemáticos españoles más importantes y el más relevante de su época.