Mas da la espalda a Esquerra

AGENCIAS
-

El líder de la 'Generalitat' rechaza la oferta de ERC de unirse al Gobierno autonómico para «blindar» que la consulta se celebre y estudia la posibilidad de agotar la legislatura con el PSC

DEBATE DE POLÍTICA GENERAL EN EL PARLAMENT - Foto: Toni Albir

Cada día que pasa, parece más lejana la posibilidad de que se celebre la consulta ilegal secesionista en Cataluña, independientemente de que su Gobierno llegue hasta el límite, esto es, convocarla. Así, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, volvió ayer a darle otro disgusto a sus compañeros de cruzada, y sobre todo a su socio en la sombra, ERC, que se acababa de ofrecer para integrarse en su Ejecutivo para «blindar» el proceso independentista. Yes que no solo le dio calabazas el barcelonés con un «ahora no es el momento», sino que, abiertamente, contempló la posibilidad de pactar con otras fuerzas. Con los números en la mano, solo se puede tratar del PSC, cuyo líder, Miquel Iceta, volvió a mostrarle sus brazos abiertos.

Todo indica que el frágil idilio entre Convergencia y Esquerra tiene los días contados, sobre todo, tras los recados que le fue mandando a Mas Oriol Junqueras, que se erigió con su oferta como máximo garante de que el referéndum se celebre, a Mas. Por de pronto, le recordó que los compromisos se firman para cumplirlos:«Estamos dispuestos a ayudar de todas las maneras posibles y en todos los ámbitos posibles». Lejos quedan ya las amenazas veladas de ERC a  CiU, cuya segunda mitad, Unió, parece estar influyendo más que nunca desde la marcha hace casi dos meses de Durán i Lleida, que el pasado domingo afirmó que «quizás el PP quiere que gane ERC y lo destroce todo».

La papeleta de Artur Mas parece sumamente complicada, o quizás no tanto, sobre todo si se tienen en cuenta las encuestas. Adelantar las elecciones supondría, muy probablemente, el triunfo del partido republicano, que bien podría apoyarse en ICV, CUP e incluso en los convergentes para liderar la Generalitat.

Para evitar su muerte política y quizás la de su propio grupo -la crisis tras unos hipotéticos comicios podría ser tal que se podría escindir-, parece razonable, y máxime teniendo en cuenta cómo se está desarrollando el Debate de Política General en el Parlament,  que el próximo lunes convoque la consulta, espere a que el Constitucional y el Gobierno le cierren las puertas y señale que buscará otra vía para lograr el ansiado referéndum. En ese camino podría encontrar un compañero inesperado, el PSC, comandado por Miquel Iceta, que no se cansa de ofrecerle su apoyo para que finalice la legislatura en 2016. Con dos años por delante, y viendo que la crisis está pasando y que la fiebre secesionista bajaría, las opciones de CiU en las urnas mejorarían de forma considerable. 

Para sustentar esta teoría, hay que tener en cuenta que Mas instó, quizás de cara a la galería, a los socialistas a que votaran sí-no en una consulta que de sobra sabe que no se va a celebrar. Lo lleva comentando a su círculo más cercano así como a los compañeros de partido de mayor peso desde hace varias semanas, filtrándose deliberadamente a diversos medios. 

El planteamiento del president parece evidente:si el objetivo es que el proceso soberanista acabe bien, esto conlleva que pueda votarse y saber qué mayorías hay en el pueblo de Cataluña entre las opciones que plantea la doble pregunta de la consulta. Así, pese a recordar a Junqueras que le pidió que formaran parte del Govern al inicio de la legislatura -y en otros momentos- y lo rechazó, comentó que ya no tiene prisa.

«Era otra época: sabías que en el Govern podías pagar a final de mes, hacer cosas y lucirte, y ahora resulta que es exactamente al revés», lamentó el convergente, que ya piensa más allá del 9 de noviembre. Mucho más.