La Unión Europea vuelve a cerrar la puerta a una Cataluña independiente

BENJAMÍN LÓPEZ (SPC)-AGENCIAS
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El portavoz del Ejecutivo comunitario, Alejandro Ullurzun, contradice a los expertos de Mas al recordar que si una región se separa de un Estado miembro, queda fuera de los 'Veintiocho'

ARTUR MAS LLEGA A LA REUNIÓN DEL CONSELL EXECUTIU - Foto: Marta Perez

Por mucho que se empeñe la Generalitat, la cuestión no admite dudas, al menos para Bruselas: Cataluña fuera de España estaría también fuera de la Unión Europea. «Si una parte del territorio de un Estado miembro cesa de ser parte de ese país porque se independiza, los Tratados dejarán de aplicarse a esa región», afirmó al respecto el portavoz del Ejecutivo comunitario, Alejandro Ullurzun solo unas horas después de que el informe elaborado por los expertos de Artur Mas, el llamado Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN), afirmase lo contrario, que, con «total probabilidad» Cataluña continuaría dentro de la UE o en todo caso tendría una «adhesión rápida».

 Por si no fuera suficiente, el portavoz comunitario insistió en que «un nuevo Estado independiente se convertiría, por el hecho de su secesión, en un país tercero respecto a los Veintiocho y los Tratados ya no se aplicarían en su territorio desde el día de su independencia».

Sin entrar a evaluar el informe del organismo que guía, previo pago, a Mas en su utopía soberanista, Ullurzun recordó que la posición sobre una eventual independencia de Cataluña o de cualquier otro territorio de un Estado miembro «no ha cambiado» y es la misma que vienen repitiendo durante los últimos meses el propio presidente, José Manuel Durao Barroso, o el comisario de Competencia, Joaquín Almunia. En noviembre de 2012, Barroso ya aseguró que si la región se separa de España, «tendría que empezar a negociar su adhesión a la UE», tal y como marca el Tratado de Lisboa. El comisario español añadió, por su parte, que el proceso de ingreso «no será fácil para Cataluña».

Sin embargo, parece que ni la insistencia ni la contundencia de Bruselas hacen mella en una Generalitat convencida de actuar dentro de la ley y según los deseos de los ciudadanos. Así, el portavoz del Govern, Francesc Homs, afirmó que, para ellos, la UE continúa sin posicionarse sobre si una Cataluña independiente seguiría en las instituciones comunitarias, porque no ha emitido ningún texto por escrito al respecto. Por ello, volvió a defender el informe sobre la relación entre un eventual Estado catalán y los Veintiocho, redactado por el CATN, el grupo de expertos que asesora al Gobierno catalán en el proceso soberanista.

un proyecto imposible. En el mismo sentido que Bruselas se expresó también el PP a través de su vicesecretario de Estudios y Programas y número dos de la lista europea, Esteban González Pons, que remarcó que ve «imposible» la secesión. «Es obvio que, según los Tratados, si Cataluña o cualquier otra región española se separase, inmediatamente quedaría fuera de la UE y del euro, sus ciudadanos necesitarían pasaporte y sería seguramente una ruina económica» viajar a otras comunidades. En esa línea, añadió que la formación popular «ni se plantea la posibilidad de si la región quedaría o no fuera de los Veintiocho, porque es completamente imposible que Cataluña salga de España».

El dirigente conservador insistió en que, «de corazón y de cabeza», el PP cree que la independencia con la que sueña Mas es «inviable» porque, si eso ocurriera, España «no tendría nombre porque ya no sería el mismo país, sino el trozo que queda después de haber separado la parte a la que hoy llamamos Cataluña».

De esta forma, Génova no ve posible la independencia, pero tampoco la reforma constitucional que propone el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, como solución a las reivindicaciones nacionalistas catalanas. En este sentido, González Pons afirmó que «no es el momento de crear expectativas» sobre una modificación de la Carta Magna sino de «transmitir la sensación de que los principios y valores de la Ley Fundamental hoy por hoy siguen siendo estables».

Asimismo, lanzó un reproche al principal partido de la oposición por, a su juicio, utilizar la Constitución «que es de todos, para resolver una contradicción y un problema interno que es solo de los socialistas». El popular argumentó que si bien «el tiempo del diálogo es siempre, el de reformar la Carta Magna, solo cuando existe consenso suficiente, cuando se sabe para qué y cuando se sabe cómo».

De forma gráfica, el número dos en las listas europeas comparó este asunto con los «plomos de una casa». «Si se tocan mal, se funde la luz en toda la casa; por lo tanto, cuando uno abre la caja de los plomos tiene que saber lo que toca», aseguró. Por ello, el PP cree que esos posibles cambios «ni tienen el suficiente consenso ni están suficientemente maduradas».