Tristán Ulloa: «Soy de los que piensa que el mejor papel está por venir»

V.M.
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Estreno en el Teatro Circo. Tristán Ulloa interviene hoy en la representación de 'Invernadero', una obra del Nobel de Literatura Harold Pinter, dirigida por Mario Gas.

Amodo de comedia ácida, Invernadero, el texto del Nobel de Literatura británico Harold Pinter llega hoy al Teatro Circo (20 horas) para hacer reflexionar al espectador sobre los oscuros mecanismos del poder.  Esta adaptación del escritor catalán Eduardo Mendoza, dirigida por Mario Gas, cuenta con un elenco artístico encabezado por Gonzalo de Castro y Tristán Ulloa. En la víspera del estreno en nuestra capital, La Tribuna charló con el protagonista de Lucía y el sexo sobre este montaje, que ha llenado prácticamente todos los días durante el mes y medio que permaneció en cartel en Madrid.

Se trata de una obra de plena vigencia pese a escribirse a mediados del siglo XX, ¿hasta qué punto la realidad supera a la ficción?

En efecto, creo que es un texto adelantado a su época y de plena actualidad. Se escribió en 1958, fue estrenado en el 80 y vista hoy  continúa estando vigente. Como decía el propio Pinter en su día, por desgracia el absurdo de la obra ha quedado superado por la realidad y parece más realista que absurdo.

La acertada adaptación de Mendoza, ¿es una de las claves del éxito de la representación?

Sí claro, Eduardo Mendoza ya había traducido textos de Harold Pinter y yo mismo habaía trabajado con algunos, como Regreso al hogar.  Mendoza es un gran conocedor de la lengua inglesa y sabe muy bien trasladarlo todo y encontrar el sentido adecuado para que el espectador español capte a la perfección las intenciones del autor.

Todo ello aderezado por la dirección de Mario Gas.

La verdad es que hay todo un laboratorio de talentos muy importante en esta obra y uno se siente partícipe de estar inmerso en un gran proyecto, está resultando toda una experiencia.

Interpreta a Gibbs, ¿cómo es su personaje?

Es el segundo de a bordo de Roote, el personaje interpretado por Gonzalo de Castro, el siguiente en la sucesión de poder. Estamos ante un cambio de gobierno por así decirlo, una especie de rebelión en el centro, todo ello es una metáfora trasladada a una especie de sanatorio donde se somete a tratamiento a gente que se me antojan disidentes de un sistema establecido. Mi personaje es bastante siniestro y mueve los hilos en la sombra.  Con Gonzalo, un grandísimo actor, tengo escenas muy difíciles que exigen de una gran concentración.

La sátira contra esos abusos de poder, ¿se abordan de forma mordaz e irónica a partes iguales?

Digamos que es uno de los textos más sarcásticos de Pinter, porque hay muchos Pinter, pero el que más conocemos es el más lacónico, el que trabaja las pausas y en esta ocasión entronca más con el clown, sin dejar de ser hiriente.

Saltando a su faceta cinematográfica, ¿para cuándo se plantea retomar la dirección?

Por plantearme me planteo todo, hace falta saber si podremos, porque no es fácil, hasta grandes directores con espléndidas trayectorias, veáse Mario Camus, no son capaces de dirigir ahora mismo. Soy una persona bastante activa y trabajo en varias bandas: teatro, cine, televisión... mi oficio es contar historias desde  distintas ópticas, por ejemplo acabo de estrenar una obra como director en el Centro Dramático Nacional, Adentro, de  Carolina Román.

El público le identifica con personajes atormentados, ¿le interesan especialmente esos roles?

Ni más ni menos que otros, pero uno debe jugar con lo que le van ofreciendo. Yo empecé haciendo comedia en teatro, pero los primeros personajes con los que de mi a conocer fueron dramáticos y la verdad es que he hecho más drama que comedia en cine y teatro, aunque Invernadero podríamos definirla como una comedia negra. En cualquier caso, soy de los que piensa que el mejor personaje está por llegar.

Y su experiencia en televisión, ¿qué le ha aportado?

Sinceramente no me lo planteo como un trabajo diferente. Es cierto que por lo general se cuidan más los productos que antes, estamos en un proceso  interesante en televisión, aunque queda camino por recorrer en cuanto a formatos que no estén tan pendientes del prime time, la entrada de canales privados que invertirán en ficción propia será determinante.