Es una de las plagas propias y comunes de los meses de febrero, marzo y abril. Además de producir importante alergias en el ser humano, mascotas como los perros también sufren las consecuencias de su presencia en la vía pública. Se trata de la procesionaria de los pinos, que en estos meses desciende de los árboles hacia el suelo en fila india para protegerse mutuamente la cabeza, en busca de lugares más cálidos -en caso de zonas frías y templadas- o más sombreados si se encuentran en áreas con temperaturas cálidas.El rechazo social hacia estas orugas está muy generalizado, no sólo por la irritación en oídos, nariz y garganta que producen, sino por las consecuencias hasta mortales que puede originar su presencia en la vía pública a los perros que la pasean. No es raro, por tanto, encontrar durante estas semanas fotografías de procesionaria realizadas por los albaceteños para alertar en redes sociales a los propietarios de los canes.