Manolo Bleda definió ayer su paso por el Albacete como «una vida» que pasó en una gran «familia», después de haber estado durante 36 años como ATS del primer equipo. Junto al presidente José Miguel Garrido presentó el homenaje que recibirá este domingo en los prolegómenos del partido frente al  Valladolid. Luis Castelo, portavoz del club, explicó que el homenaje consistirá en la recepción de una placa por sus 36 años de servicio al club, tras lo que realizará el saque de honor del partido, que luego seguirá desde el palco de honor del Belmonte.

Garrido quiso destacar que «no se trata de una despedida. Es un reconocimiento que la afición y el club le debe a Manolo Bleda», del que dijo que «es el club, es el Albacete, y esta es su casa. Por eso no será una despedida, ya que seguirá ligado emocionalmente a la entidad». El presidente dijo que «sólo lo conozco desde hace un año, pero su historia supera a presidentes, entrenadores y partidos. Es historia viva del club y es lo que queremos reconocerle».

Cuestionado por qué Bleda no sigue en el Albacete, Garrido explicó que «cuando se produce el ascenso el club decide cambiar su estructura deportiva. A Manolo se le propone continuar en otras labores y a partir de ahí suya es la decisión. Hablamos, se tomó un tiempo de reflexión, volvimos a hablar y él se veía haciendo unas cosas pero otras no y buscamos la mejor solución. Se llegó a un acuerdo y nosotros encantados».

Manolo Bleda, emocionado, agradeció al club «estos 36 años de vida deportiva, en los que me ha pasado de todo, como en una familia», y afirmó que para él había sido como «una vida, pues empecé con 21 años y ahora tengo 58. Aquí he hecho amistades increíbles y he convivido con gente que considero mis hermanos futbolísticos, como Ferre, Martínez Bravo,  Vellando, Del Rey y David, al que consideró como un hijo, porque cuando empezó tenía 14 años».

Bleda destacó que «me vanaglorio de haber vivido la mejor época del club y ojalá se pueda superar en un futuro. El tiempo que me ha tocado vivir ha sido bonito».

Hace unas semanas se celebró un homenaje organizado por sus hijos que contó con unos 150 comensales y el que fuera ATSdel Albacete indicó que «sin ser pedante, no debo haberlo hecho muy mal por las muestras de cariño que he recibido, con todos los condicionantes que tiene el fútbol. He tenido amigos en todos los sectores, hasta en el colectivo arbitral».

«El mejor poso que me quedan son las amistadas y la gente que he conocido. He intentado siempre hacerlo lo mejor posible y creo que me lo han pagado muy bien», añadió.

Sobre su peor recuerdo dijo que «fue sin duda la muerte de Rommel Fernández. El equipo se fue a comer a Tinajeros y yo también iba pero me llamó Juanjo Juárez, que estaba en Albacete, y me fui con él. A las tres y media me llamaron para decirme lo que había pasado y la verdad es que fue algo que me marcó mucho».

De su mejor recuerdo dijo que «todos son buenos, incluidos los descensos, porque forman parte del aprendizaje».