«En la política no hemos sido marcianos, somos gente normal, con ideas y un afán»

CARLOS ZULOAGA
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José Antonio Escribano fue concejal, diputado provincial y delegado de la Junta de política territorial y bienestar social

Jubilado, se le nota feliz por dedicar el tiempo a sus nietos. José Antonio Escribano presume de tener amigos dentro de los que no fueron sus compañeros de partido. Este socialista, orgulloso de ser casta, ha pasado por la administración local, provincial y regional, siempre desde «el respeto y la tolerancia».

¿Cómo comienza sus inicios políticos?

Mis primeros contactos son de sentimiento. En Barcelona los tuve con el PSUC, pero son muy esporádicos. Me vengo a Albacete y cuando empieza la democracia hay gente que se pone en contacto conmigo. Yo tengo mis inquietudes, fundamentalmente sociales moderadas, nunca me han  gustado las posturas extremistas ni dogmáticas. Mis posturas son de un humanismo de izquierdas donde el respeto y la tolerancia es lo fundamental. Y es cuando empiezo a colaborar con el Partido Socialista, sin estar afiliado. En 1980 pido mi traslado a La Roda y me dedico más a la actividad política, tratando de organizar, entre comillas, el PSOE, había una estructura pero no había organización. Me afilio y en 1983 entro en la lista para el Ayuntamiento y salgo elegido concejal y se me propone ser diputado provincial en el área de educación y cultura.

¿Qué recuerda de esos años de concejal en el Ayuntamiento?

Mi experiencia es totalmente gratificante. He tenido la suerte de que independientemente de mis ideas políticas, puede decir una cosa que a lo mejor mis compañeros y amigos no lo consideran oportuno, pero he tenido en muchos casos mayor aprecio por gente a la cual se le atribuía la condición de conservadora que por los propios compañeros. De hecho yo le daba clases particulares a los hijos de Félix Talavera, que era el farmacéutico, nos teníamos un gran aprecio. Y había gente que le decía que cómo podía tener de profesor a un ‘rojo’, pero el siempre decía que conmigo se llevaba muy bien.

¿Y para La Roda como fueron esos cuatro años?

Fueron interesantes porque se consiguieron algunas cosas importantes. La primera, el parque de la Cañada, que aquello era un lugar de avenidas de aguas, se inundaba y era muy peligroso. Se logró hacer un sistema de drenaje con la Confederación Hidrográfica y ahora es un parque precioso. También se hicieron actuaciones urbanísticas, no demasiadas porque en aquella época teníamos más dificultades económicas que ahora. Pero también se hicieron las universidades populares, una academia de música..., se empezaron a mover al algunas cosillas, como los servicios sociales. Se trabajó con mucha honestidad por parte de todos, recuerdo que la Concejalía de Hacienda la estuvo llevando durante un tiempo un concejal del Partido Popular, de la oposición. En los asuntos domésticos de trabajo había una responsabilidad importante y por eso la oposición tenía su Concejalía, y una de peso.

¿Sus ocho años como diputado provincial cómo los resume?

Estuve como diputado de Educación y Cultura, y recuerdo de los primeros cuatro años actuaciones muy importante por parte de la Diputación. Me gusta resaltar el aspecto humano y recuerdo algunas de las relaciones con los opositores de estrecharnos la mano, un pacto entre caballeros. Me acuerdo de Gabriel Martínez Paños que cuando se creó Cultural Albacete no hubo problemas. También de las reuniones en Madrid para poder hacer realidad el Cultural, que es lo que marcó el devenir cultural de la provincia, porque la gente se cree que eso cayó de la chimenea y hubo que dar muchos ‘bocaicos al cañamón’ para poder conseguirlo. Tuvimos dificultades para la selección del personal del Cultural, de la figura jurídica y al final se opto por el consorcio, que lo entendió la oposición, y el primer gerente fue Antonio Yébenes.

¿Y además del Cultural?

La implantación y el desarrollo de las universidades populares, fue muy importante. También el conservatorio de música, estaba funcionando, pero hubo que reestructurarlo y una de las personas que hizo mucho y que nunca se le ha reconocido suficientemente su trabajo fue Crescencio Díaz que estuvo trabajando durante muchos años sin cobrar una peseta. Hizo cosas muy interesantes y de ahí salieron muchas generaciones de músicos actuales. No quiero olvidar los campus de baloncesto, donde el primero que vino fue Luyk, jugador del Real Madrid, y también Romay. También se potenciaron las escuelas municipales de música para tratar de crear bandas de música. Hubo mucha gente que colaboró en esos dos campos, en el cultural y educativo, y el deportivo, porque a veces llevar una canasta de baloncesto a un pueblo era una cosa grandiosa, porque no tenían nada.

Después llega su etapa de trabajo en la Junta.

Estuve cuatro años de delegado de Política Territorial y otros cuatro de Bienestar Social.

Supuso un gran cambio.

No supone prácticamente nada porque yo pedí una cosa que afortunadamente me la respetan, que es no salir de Albacete, no me importaba trabajar en cualquier administración mientras me quedara en la provincia. La conocía muy bien, me había pateado todos los pueblos por distintas razones, aunque el trabajo fuera diferente. Mi ilusión era pasar a Bienestar Social, pero inicialmente las competencias en aquella época dependían del Imserso y no de la Junta.

Fueron años donde la figura del presidente Bono marcaba mucho.

Bono era una persona que exigía mucho, era muy meticuloso, pero muy cordial. Además en aquella época los delegados provinciales teníamos unos niveles de autonomía tremendos. Un consejero no hacía nada en una provincia si previamente no estaba negociado y visto por parte del delegado. Y en mi caso la confianza fue total con el presidente Bono y lo que más me enganchó fue el tema de la vivienda, porque eran unas competencias amplísimas. Aquí se hicieron cosas muy importantes como el desarrollo del Paseo de la Cuba,  lo hizo la gente de la Junta, y se consiguen unas viviendas razonables en cuanto a la posibilidad adquisitiva de la gente de nivel medio.

¿Y en Bienestar Social?

Bienestar Social me engancha más, yo lo pedí y cuando se transfieren las competencias del Imserso a la Junta me dijeron si quería irme a Bienestar Social, y les dije que sí, no lo pensé. Estuve encantado con todo el tejido asociativo y con acierto y voluntad se hicieron muchas cosas. Por ejemplo, con Asprona - donde hablar de Asprona sin hablar de Miguel Muñoz es imposible, hay que ser honesto- se hizo el internado con un convenio de colaboración, se actualizaron más cosas. Se potenció el resto del tejido asociativo, con FAMA, con Afanión, donde estaba Asensio. Me acuerdo que él trabajaba conmigo en Obras Públicas cuando a un hijo le detectan un cáncer, yo no le conocía y me comunican el problema. Le dije, ocúpate de tu hijo y de tu familia, después veremos cómo solucionamos los problemas organizativos. Porque a mi me enseñaron que antes de la norma está la razón, y a partir de ahí él constituyó la asociación y está funcionando muy bien. Trabajé con todas con verdadera pasión, sobre todo con los menores, con los problemas de acogimiento y adopción..., y todo era muy complejo. Fue un enriquecimiento personal que me ocasionó ese contacto directo con personas y estructuras diferentes.

Y deja de ser delegado.

Dejo de ser delegado por la siguiente razón. Tuve un problema cardíaco pero pude salir adelante. Estuve muy mal, me tuvieron que intervenir y llegue a pedir dejar el puesto. Pero quisieron que siguiera y así estuve un año. Me querían dar la jubilación total, pero yo quería seguir trabajando. Pero mi cardiólogo me dijo que no podía ser, ni volver a mi puesto de trabajo de profesor para dar clase. Al final, hasta mi jubilación, estuve trabajando de asesor técnico en la delegación de Educación de Albacete.

Por último, ¿cómo ve la situación política en estos momentos?

Lo veo complejo. He hecho un paréntesis y mi actividad política está en un compás de espera. Entiendo que las cosas han cambiado y fue a partir de 1996 cuando creo que en lo que era la estructura del partido se tenían que haber hecho algunas modificaciones, pero se mantienen algunas estructuras que no me convencen demasiado, esa es mi opinión. Y a la situación actual le falta un nivel de cultura política. Cuando veo a algunos jóvenes hablar de la casta me molesta, yo soy casta porque siempre la he entendido como la procedencia de uno y de la que me siento tremendamente orgulloso y no me siento arrepentido de lo que he hecho. Yo he tratado de ayudar a cuanta más gente mejor y sobre todo a gente que lo precisase más. El que ahora haya gente que no lo reconozca para nada y que todo ha venido desde el cielo, pues me deja sorprendido. Pienso que tanto en los gobierno como  en la oposición ha habido gente muy honesta y la hay. Y en la política no hemos sido marcianos, somos gente normal con unas ideas, con un afán. Hemos estado voluntariamente, teníamos un afán de servicio más que de lucro. Yo recuerdo que como diputado provincial liberado ganaba menos que de profesor y tuve mis problemas en casa. Hay que saber entender a los que no opinan como nosotros y saber que las cosas nunca son casuales, son siempre causales. Siempre hay alguien que ha puesto algo para que otros hagan alguna cosa. Yo he trabajo sobre la base del respeto y la tolerancia hacia el diferente, y de eso se puede aprender mucho, y es lo que hace falta. Y acabo, en mi pueblo siempre los alcaldes han sido socialistas y este último es del Partido Popular. Un muchacho joven, preparado y buena persona; me dijo que si podía contar conmigo para que le ayudara, y le dije que por supuesto. Me ha llamado varias veces y le he echado una mano.