70 años del legendario Citroën

SPC
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El objetivo de la firma francesa fue el de hacer un vehículo con un precio bastante ajustado, pero muy confortable

Robert Julien se divierte ostensiblemente cuando atrae las miradas de los transeúntes en el barrio parisino de Montmartre. «Cuando las mujeres saludan, no me están saludando a mí, sino al coche», dice con una sonrisa pícara mientras acciona la palanca de cambios en el volante del Citröen 2CV azul claro, el legendario coche popular francés. 

Julien trabaja para la empresa 4 roues sous 1 parapluie (4 ruedas bajo 1 paraguas) y pasea a turistas por la capital gala. Quien sube rápidamente se da cuenta de que el vehículo de culto sigue fascinando 70 años después de su estreno. 

El Citröen 2CV fue presentado el 7 de octubre de 1948 en el Salón del Automóvil de París. Fue el principio de una historia de éxito. Aunque el diseño rústico del automóvil también suscitaba burlas, se llegaron a vender millones de unidades del curioso modelo.   

«En el mundillo automovilístico tenemos un lema: este no es un coche, es un estilo de vida», explica Xavier Audran, miembro del Club Génération 2CV. Para Audran, de 50 años, es su medio de transporte preferido cuando va de vacaciones a la Costa Azul, por ejemplo, aunque también ha viajado en el 2CV hasta San Petersburgo. Le encanta la modestia del coche y que le permita entrar rápidamente en contacto con otras personas. 

Audran no está solo: aunque el modelo dejó de fabricarse en 1990, un gran número de seguidores mantienen con vida el mito. 

A Citroën le interesaba originalmente fabricar un automóvil económico para el pueblo. El presidente de la compañía, Pierre-Jules Boulanger, quería que fuera capaz de transportar «con un confort impecable» a cuatro personas y 50 kilos de patatas a 60 kilómetros por hora. 

Los franceses apodaron el coche Deuche (cabra), pero fuera de Francia tiene muchos sobrenombres diferentes, según el país, tales como pato en Alemania, patito feo en Holanda, la cabrilla en España o trola en Chile.  

El espartano coche comenzó su marcha triunfal en los años 50. Más de cinco millones de unidades se fabricaron durante décadas, también una versión camioneta. Sin embargo, esta cifra es muy inferior a los 21,5 millones de escarabajos producidos por Volkswagen. 

Mientras este último es un símbolo del milagro económico alemán, los franceses asocian el 2CV con los 30 anées glorieuses, los 30 años gloriosos de la posguerra. En el exterior, el 2CV era también un símbolo de Francia. Jóvenes aventureros viajaban por el mundo e incluso se convirtió en una estrella de cine, el actor Louis de Funès subía como gendarme de Saint Tropez al vehículo tambaleante al igual que Roger Moore como James Bond en Solo para sus ojos. 

A lo largo de los años, el 2CV se fue adaptando a los colores de moda y se aumentó la potencia del motor, pero la forma nunca cambió. Se dejó de fabricar en Francia en 1988 y, dos años más tarde, salió el último ejemplar de la planta de Citroën en Portugal.