Ver pasar el tren desde el andén

E. REAL JIMÉNEZ
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El ferrocarril convencional pasó, en décadas, de vertebrar el territorio a quedar arrinconado; una de las consecuencias es una larga lista de estaciones abandonadas, a las que ahora se les busca un nuevo uso

Durante décadas, el ferrocarril convencional fue la mejor fórmula de vertebración de los territorios, sobre todo de zonas tan extensas como esta región y esta provincia, donde los municipios están separados por kilómetros de distancia.

El servicio de transporte, asequible, proliferó y generó toda una red de estaciones y apeaderos que daba respuesta a la parada de los trenes y a la espera de los viajeros.

En la retina de muchos albaceteños queda la imagen de estas construcciones en sus pueblos, que tuvieron actividad hasta hace apenas unos años... con la llegada de la alta velocidad. El AVE frenó en seco las expectativas de continuidad de los trenes convencionales que, primero, pasaron de largo por algunas paradas y luego, dejaron de dar servicio en algunas líneas. Poco a poco, las estaciones, esas emblemáticas construcciones que nos recuerdan nuestra historia, han caído en el desuso y en el abandono.

Desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), que es quien gestiona todas estas construcciones, se hace una distinción, en el caso de la provincia. Por un lado menciona las estaciones que se encuentran en la antigua línea Baeza-Utiel, y que ya no está en servicio, y, por otro lado, están los apeaderos ubicados en líneas abiertas al tráfico, pero que están cerradas porque «son innecesarias para el servicio». (Más información en edición impresa)