A Rajoy se le atraviesa el 9-N

Pilar Cernuda
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La escasa importancia que da el líder 'popular' a cuestiones de comunicación ha hecho que destacados militantes del PP critiquen su falta de coraje frente al desafío independentista

A Rajoy se le atraviesa el 9-N - Foto: ALBERT GEA

 
El pasado lunes fue festivo en Madrid, pero Rajoy debió haber convocado a los periodistas para dar su opinión sobre lo ocurrido el día antes en Cataluña. Cada minuto que dejó pasar hasta que finalmente compareció a mediodía del miércoles, fue terreno ganado por Artur Mas para sacar pecho con el resultado de la consulta independentista, a pesar de que ese resultado no se acercó ni de lejos a sus expectativas. Y fue también terreno abonado para que Mas copara todos los medios de comunicación nacionales –los catalanes los tiene copados desde hace tres años gracias a generosísimas subvenciones- y diera su particular versión de los hechos. 
Ante el silencio de Rajoy llegó a amenazarle con unas elecciones plebiscitarias y dio toda clase de argumentos sobre por qué era obligado celebrar esa consulta sin que se inmiscuyera el Tribunal Constitucional. Rajoy, con su silencio, incluso dio tiempo a Mas y a los suyos para que acusaran al Gobierno de utilizar la Fiscalía contra ellos; acusación a la que dio credibilidad una muy torpe Alicia Sánchez-Camacho, que anunció urbi et orbe que el fiscal superior de Cataluña iba a actuar contra Artur Mas, la vicepresidenta Joana Ortega y dos de los consejeros de la Generalitat. No es la primera vez que se acusa al Ejecutivo de utilizar a la Fiscalía; nadie, sin embargo, denuncia posibles presiones de la Generalitat a los fiscales que se oponen a que se actúe contra Artur Mas, a pesar de que es fácil encontrar jueces y fiscales que no ejercen en Cataluña que coinciden en que la vicepresidenta Ortega ha desobedecido sin ningún género de dudas al Tribunal Constitucional, y se podrían actuar motivos también para responsabilizar al presidente catalán de esa consulta ilegal.
La escasa importancia que da Rajoy a las cuestiones de comunicación ha provocado no solo que Artur Mas haya cogido carrerilla, sino que destacados militantes del PP hayan criticado en público que el líder popular no haya actuado con más contundencia frente al desafío independentista . Y ha calado en un amplio sector de sus votantes que el presidente no tuvo el coraje necesario para plantar cara a Artur Mas con, al menos, dos cartas que el jefe de Gobierno tenía en su mano: aplicar el artículo 155 de la Constitución y suspender la autonomía, o enviar a Cataluña a la Guardia Civil para que confiscara las urnas e impidiera el acceso a los colegios electorales. 
Si alguien pensaba que esa iba a ser la reacción de Rajoy para detener el supuesto referéndum, es que no conoce al presidente. Por lo que se hace más chocante la crítica que le hacen personas que han estado muy cerca de él durante años y que, con seguridad, le han votado para que se convirtiera en presidente.
 Cuentan en Moncloa que el más sereno del equipo es precisamente el presidente de Gobierno. Le ha preocupado la celebración de la consulta, por supuesto, pero como advirtió en la rueda de prensa del miércoles, dijo que no se iba a celebrar una consulta legal y no se ha celebrado. Esa frase la ha repetido hasta la saciedad a los suyos desde el domingo, y esos suyos coinciden en las mismas dos apreciaciones: Rajoy ha hecho una lectura positiva del resultado de la consulta, porque el porcentaje de independentistas es bastante más bajo del que auguraban las encuestas y lo que esperaba la Generalitat y, segundo, no ha ocultado su preocupación por la idea de que el gobierno ha presionado a la Fiscalía para que actuara contra Mas. 
 
IMPLACABLES.  Le preocupa porque, cuenta uno de sus colaboradores, el presidente presume de que nunca la Fiscalía ha trabajado con tanta independencia respecto al Ejecutivo o como hasta ahora. La prueba son los muchos casos de corrupción que afectan a personas importantes del PP ante los que los fiscales han sido implacables. Y que en la mayoría de las ocasiones han conocido los encausados a través de los medios de comunicación. La Fiscalía no avisaba previamente al ministro de Justicia.
Rajoy no ha dejado de mantenerse en contacto con Pedro Sánchez, con el que habla por teléfono con frecuencia, como reconocen las dos partes, y con el que se reúne en Moncloa sin que trasciendan esos encuentros. Sus discrepancias son grandes e importantes, pero les unía un pacto no escrito de mantener el mismo criterio respecto a Cataluña: no a la independencia y no a la consulta. Sánchez ha sido absolutamente leal en ese sentido, aunque la reacción de Rajoy tras el 9-N le ha alejado del presidente. 
Su sintonía con Miquel Iceta es total y hablan por teléfono a diario. Sánchez está de acuerdo con la propuesta del secretario primero de los socialistas catalanes de apoyar a la gobernabilidad de Artur Mas siempre que sea para enderezar la economía, garantizar las prestaciones sociales y solo se celebrara una consulta si hubiera un acuerdo previo con las instituciones del resto de España. Para Mas esa sería la única posibilidad de llegar al final de la legislatura, porque su relación con Oriol Junqueras está rota. 
Junqueras le llama cobarde y traidor en privado y Mas lo sabe y, en público, solo acepta una salida: Gobierno de concentración que ponga en marcha, de forma inmediata, el proceso independentista. Mas, aparentemente, se resiste, pero habrá que esperar al lunes 24 para ver qué decisión toma. Lo anunciará cuando dé por terminadas las conversaciones con los distintos grupos parlamentarios.
 
CASTIGo. Sánchez, al que ha decepcionado que Rajoy no reaccionara de forma más inmediata, y más contundente, tras el 9N, y al que ha desilusionado también que el presidente no abriera ninguna puerta para que Artur Mas pudiera iniciar algún tipo de diálogo que detuviera el actual desatino, sin embargo, ha optado por la prudencia en estos días de tensión.
 El 10-N convocó una cena de dirigentes regionales en Ferraz para analizar la situación y les emplazó a reflexionar para acudir hoy a Zaragoza y hacer una declaración conjunta en la que marcarían la posición del PSOE respecto a Cataluña. 
Mientras tanto, se desgranan más informaciones sobre las irregularidades de la consulta: en multitud de mesas no había ordenadores y, por tanto, no estaban conectadas con el sistema informático que recogía el censo aprobado por la Generalitat, lo que permitía votar varias veces en mesas distintas; a los inmigrantes no se les pedía el documento que acreditaban su residencia, y docenas de directores han denunciado presiones para abrir los colegios.
Pero esas irregularidades ya no importan a nadie. La clave es qué anunciará Artur Mas el día 24 y qué papel va a jugar Junqueras en el futuro. La clave está también en ver si Miquel Iceta logra hacer entrar en razón a Mas, el Gobierno completa la legislatura y un posible pacto con los socialistas puede diluir las ansias independentistas de un presidente que, ha podido advertirlo el 9N, ha perdido mucho voto al apostar por la independencia saltándose la legalidad.