El mundo de la música rinde homenaje a José Ferrero

V.M.
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La gala celebrada en el Teatro Circo, el mismo día en que tenía previsto un recital, contó con la presencia de numerosos artistas y formaciones vinculadas al gran tenor albacetense

El recuerdo a José Ferrero presidió anoche la velada musical que brindó el Teatro Circo para rendir homenaje a una de las grandes voces del panorama reciente de nuestra lírica, que se apagó de forma repentina el pasado 4 de marzo. Con esa emotividad y la gran calidad artística de todas las voces y agrupaciones transcurrió una gala a la que asistió como una espectadora más la mezzosoprano Luisa Maesso, compañera de Ferrero durante los últimos 12 años, y buena parte de sus familiares.

Muchos de los artistas reunidos ayer en el coliseo albacetense, en su inmensa mayoría también amigos del malogrado músico, coincidían en subrayar que su auténtica dimensión artística será apreciada con una mejor perspectiva con el paso de los años, ya que, además de su prodigiosa voz, brilló en otras facetas, como fue el caso de la investigación.

A modo de presentación, el gerente de Cultural Albacete, Ricardo Beléndez, agradecía la participación a los más de 200 artistas que participaron «por amor y de forma desinteresada» y anunciaba la creación de una futura Fundación José Ferrero que preservará el legado del tenor.

Bajo la dirección artística de Curro Carreres y presentada por el actor Javier Ródenas, fue la Capilla Antigua de Chinchilla, el grupo que él mismo impulsó, la encargada de abrir esta gala tan especial con piezas medievales y renacentistas, entre ellas un romance sefardí y una composición de las Cantigas de Alfonso X El Sabio.

Tras la interpretación de una pavana por Pere Ros, a la viola de gamba, la Schola Cantorum y la Banda Sinfónica arroparon musicalmente a distintas voces, como las de Fuensanta Morcillo o Beatriz Lanza.Especialmente emocionante fue la intervención conjunta de todos los solistas, junto a las formaciones citadas anteriormente más el Orfeón de la Mancha, interpretando la Marcha de la amistad de la zarzuela Los gavilanes, del maestro Jacinto Guerrero.

La segunda parte del concierto incluyó una amplia y diversa selección de piezas, arrancando con La canción del árbol del olvido, de Ginastera, que Elisa Belmonte interpretó acompañada al piano de Fernando Cebrián, fragmentos de óperas de Purcell, Wagner, Verdi o Delibe, L’a ultima canzone, de Francesco P. Tosti o la popular habanera Don Gil de Alcalá.

Todos los solistas pusieron punto y final al concierto, acompañados por la Orquesta Sinfónica de Albacete, la Schola Cantorum y el Orfeón de la Mancha, bajo la dirección de Juan Luis Martínez, interpretando Heil sei euch Geweihten, de la célebre ópera La flauta mágica de Mozart.