«Con la salida de nuestros jóvenes a otros países perdemos dinero»

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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Trinidad Cebrián da voz a los jóvenes de la ciudad. Sigue al frente del Consejo Local de la Juventud, que entró a presidir hace ocho años

Trinidad Cebrián, al frente del Consejo de la Juventud desde hace ocho años - Foto: RUBÉN SERRALLÉ

Trinidad Cebrián (Albacete, 26 de febrero de 1981) da voz a los jóvenes de la ciudad. Sigue al frente del Consejo Local de la Juventud, que entró a presidir hace ocho años, entidad que atraviesa un mal momento y que incluso corre el riesgo de desaparecer. Confía en que el Consejo de la Juventud, una entidad que nació hace dos décadas, sobreviva a este bache, mientras repasa el difícil momento que atraviesa el sector de la población.

¿Qué significado tiene el Consejo Local de la Juventud?

El Consejo Local de la Juventud lleva más de 20 años abierto. Se creó por iniciativa de varias asociaciones de jóvenes, el movimiento juvenil demandaba actividades y espacios, y decidieron reunirse para hacer fuerza común. Así empezó su andadura y fue sumando asociaciones y tomando fuerza, llegó a estar integrado por 63 asociaciones activas.

¿Qué momento atraviesa ahora el Consejo?

Ahora mismo está al frente una comisión gestora, que se formó hace un par de años. En 2011 dejamos los proyectos que estábamos desarrollando y despedimos al personal, más de siete personas teníamos contratadas. Desde entonces, hasta hoy, estamos personal voluntario y gente de asociaciones que a nivel personal está apoyando, intentando solucionar los temas jurídicos, de pagos, embargos de la Seguridad Social por el retraso en el pago de cuotas...

¿El origen de sus problemas está en el recorte de las ayudas?

Los problemas vinieron en principio por el retraso en la llegada del dinero de las subvenciones. Hubo ayudas de 2011 que cobramos en 2012 y aunque siempre que trabajas con la administración cuentas con que vaya a haber cierta demora en los paros, no preveíamos que fuera tanto tiempo. Todo empezó ahí. Después empezaron a quitarnos proyectos y también de forma voluntaria decidimos dejar otros para no seguir acumulando problemas.

¿Qué proyectos se han tenido que aparcar?

Teníamos el proyecto Garitos, una iniciativa de educación de calle que desarrollábamos en cinco barrios y en El Salobral;otro llamado Cambiando roles, con el que tratábamos de llevar sensibilización de género a los institutos y además contábamos con una persona que se dedicaba en exclusiva a apoyar a las asociaciones. Luego además hacíamos acciones puntuales de violencia de género, prevención del VIH... Sólo con el proyecto Garitos se atendían a más de 2.000 jóvenes. Y Garitos comprendía detección de drogodependencias, educación en el ocio y en el consumo responsable, un trabajo de calle y de detección de problemas juveniles bastante importante.

¿Sienten que hay un vacío en las políticas de juventud?

Como profesional, siento que en lo social hay un vacío total. Si nos fijamos en la hemeroteca vemos que la delincuencia juvenil ha subido, el tema de la drogadicción ha subido, la violencia de género ha subido... no quiero decir que sea por lo que hemos dejado de hacer nosotros, pero sí que es un factor importante la tarea que entidades sociales que ya no tienen subvenciones han dejado de hacer. La educación es fundamental.

¿Confían en que el Consejo Local de la Juventud supere este bache y siga adelante?

No sabemos si continuará. Nos han pedido que devolvamos una subvención que está correctamente justificada y ahora estamos negociando con la Junta de Comunidades para ver el fin que tiene todo esto. Nuestra intención es que el Consejo continúe, detrás atesora el trabajo de 20 años de mucha gente. Personas que ahora tiene 50 años, pertenecieron en su día al Consejo de la Juventud.

¿Hay jóvenes dispuestos a tomar las riendas? ¿Cómo está en estos momentos el movimiento juvenil?

Sí que hay gente dispuesta. Debido a esta situación de espera que estamos atravesando hace tiempo que no hacemos recopilación para saber qué asociaciones juveniles siguen activas. Pero sí que hay gente que se mueve y que en estos años han seguido ahí, preocupándose por la continuidad del Consejo de la Juventud, interesándose por la situación y ofreciendo ayuda. Hay asociaciones que siguen vivas como los movimientos de scout, tanto los de MSC como los Scout católicos, las secciones juveniles de los partidos políticos, de los sindicatos...

¿Son los jóvenes el segmento de la población más damnificado por la crisis?

Creo que sí. Si eres joven, y además mujer, más todavía. Las mujeres aún tenemos ese doble techo. Si a eso le sumas que acabas de terminar una carrera, que no tienes experiencia, que todo el mundo te ofrece contratos de becario o de aprendiz, te sientes mucho más agraviada. Por eso mucha gente se está yendo fuera.

La disposición a cruzar la frontera es muy alta, un estudio reciente apuntaba que seis de cada diez jóvenes españoles está dispuesto a emigrar en busca de trabajo...

Estamos perdiendo toda la inversión que hemos hecho. Si lo miramos sólo con la perspectiva económica, que es con lo que parece mirarse todo ahora, tenemos que darnos cuenta que estamos perdiendo dinero. Hay que decirlo así para que se entienda, pues parece que el problema humano no se comprende. Es fuerte que gente tan preparada se vaya. Imagina qué nivel de desesperación deben de tener. Porque sí, aquí encuentras un trabajo, pero lo sueldos son tan bajos que no te permiten independizarte o das con un trabajo que de repente pierdes y te ves obligado a volver a casa de los padres; cuando no tienes que pedir dinero a familia y amigos si es que tienes hipoteca o familia que mantener. Nos han educado para otra cosa, no estamos acostumbrados a esto.

¿Esta emigración es fuga de talentos o sólo es movilidad geográfica?

Es fuga de talentos disfrazada de movilidad geográfica. La movilidad geográfica está muy bien, siempre y cuando tú la decidas. Si se hace por obligación económica y laboral, eso ya no es movilidad geográfica.

Han pasado de ser los ‘ninis’ a la generación perdida, ¿cómo se sienten?

Eso de ‘ninis’ me hace mucha gracia. Sí, es cierto que ni trabajas, ni estudias... pero si resulta que ya tienes tres máster y no encuentras trabajo, ¿qué más puedes estudiar? Se nos llamaba ‘ninis’ en un tono un poco despectivo, cuando en realidad estabas obligado a serlo. Y sí, ahora nos llaman la generación perdida, porque ya han pasado 10 años y no hay oportunidades. Es un choque muy grave que se nos diga que somos los jóvenes mejor preparados, pero no encontremos nada de trabajo.

Los últimos datos del Observatorio de la Juventud aprecian que en Castilla-La Mancha sólo un 22% de los menores de 30 años viven fuera del hogar paterno, es un porcentaje muy bajo, ¿no?

Aunque tengas la suerte de tener un sueldo no te permite vivir de alquiler, porque estamos hablando de salarios de 600 euros por trabajar ocho, nueve y hasta diez horas al día, lógico que vivas con tus padres o te vayas a buscarte las castañas fuera.

¿Hay perspectivas de mejora?

Aprecio perspectivas de mejora en la gente, la crisis agudiza el ingenio y hay gente que tiene ganas, pero no es fácil conforme está la realidad del país.

Emprender es la palabra de moda, usted lo ha probado a nivel personal como salida a la crisis, ¿qué tal la experiencia?

Te lo venden muy bien, pero hay un engaño bastante grande para con los emprendedores, jóvenes o mayores. Apoyo moral sí, todo el que tú quieras, pero a la hora de hablar de ayudas económicas te encuentras con bastantes carencias y trampas. No hay mejoras sociales en la calidad del empleo del autónomo, por ejemplo, si te acoges al bono descuento en las cuotas de la Seguridad Social no puedes contratar a nadie más ni siquiera aunque te pongas enfermo, porque entonces pierdes ese tipo de ayudas y te hacen abonarlas. En Albacete sí que se están haciendo cosas. El Ayuntamiento de Albacete tiene una oficina que funciona bastante bien, te informan de todo lo que hay y luego además se están poniendo programas, como el Sherpa, que están bien. Pero nos falta mucha ayuda.

¿Qué valoración hacen de las actuales políticas de juventud?

No hay políticas de juventud firmes, claras y potentes para que puedan echar una mano o en las que los jóvenes puedan sentirse identificados. Son parches.

¿Qué necesitan los jóvenes?

Para empezar seria necesario que la gente que hace las políticas de juventud se reuniera con los jóvenes y hablara con ellos, pero no una reunión con una foto para tomarnos un café, sino que compartiera una semana con el colectivo de estudiantes universitarios para conocer sus necesidades, que compartiera el quehacer de los jóvenes en un sindicato cuando se van a un polígono.... vamos, que se haga un trabajo de campo, que se ha hecho pocas veces, aunque sí que hay políticos que lo han hecho. Ese poner los pies en la tierra por parte de la administración o de la gente que diseña las políticas de juventud es muy necesario.

¿A los jóvenes no les interesa la política, o esto es sólo una frase hecha, un tópico?

Probablemente lo que no interese a los jóvenes sean los partidos políticos. El Consejo de la Juventud estaba integrado por 63 asociaciones y todas eran políticas, porque la política no sólo son dos o tres partidos que luchan cada cuatro años por ganar las elecciones. Hacer política es hacer crecer tu país y tu comunidad, y en eso estaban las asociaciones juveniles. Los jóvenes siempre hemos estado demasiado tutorizados. Siempre se ha dicho: esto es por los jóvenes, para los jóvenes, pero nunca nos han preguntado si queremos ese por o ese para, nunca han hecho  un con. Esto da lugar a que luego se diga que los jóvenes no participan, pero no lo hacen porque no se ha pensado con nosotros.

¿Hasta que edad se es joven?

Es absurdo poner edad a una etapa de la vida. Cada uno tiene su propio criterio. La Junta de Comunidades lo establece en los 36 años, el Ayuntamiento de Albacete en los 30 años... pero si se mira desde un punto de vista madurativo, lo cierto es que esta realidad que estamos atravesando ahora contribuye a una maduración posterior. Depender económicamente crea también una dependencia psicológica de los padres.