«Quien garantiza que se cumpla la ley es el Poder Judicial y eso también es el abc de la democracia. La Fiscalía actuó con independencia. Yo no di ninguna instrucción al Ministerio Público y, si no, ¿por qué unos han hecho una cosa y otros han hecho la cosa contraria? Pregunte a la Fiscalía si yo me dirigí a ellos». Así de tajante se mostró ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la sesión de control del Senado.
La situación en Cataluña tras el 9-N y la querella al respecto que la Fiscalía ha anunciado contra el líder de la Generalitat, Artur Mas, protagonizaron el ya clásico cara a cara entre el jefe del Ejecutivo central y el senador de CiU, Josep Lluís Cleries. Sin embargo, el de ayer fue más tenso, más agrio, principalmente por las acusaciones de «antidemocrático» que llegaron desde la bancada nacionalista y por la imagen de los senadores de CiU, cartel en mano, autoinculpándose por haber votado en la pseudoconsulta.
Rajoy se revolvió en su asiento y contraatacó censurando la actitud de los políticos catalanes: «No entiendo cómo puede decir que el Gobierno no respeta a la Fiscalía y luego dar un espectáculo como el que acaba de dar. Francamente es difícil de entender». A juicio del jefe del Ejecutivo, lo «profundamente antidemocrático» es considerar que «la política es la alternativa a la ley». «Todos tenemos que cumplir las normas vigentes», reiteró en varias ocasiones. «¿Se cree que usted y yo podemos pactar un referéndum de autodeterminación en contra de lo que dicen nuestras leyes? No podemos. El límite que tenemos, por suerte, es la ley», le espetó al senador de CiU.
En este sentido, añadió que lo que hizo Mas el 9 de noviembre es, en su opinión, «contrario a la norma». «Yo también tengo la obligación de defender la legalidad y he ido dos veces al Tribunal Constitucional, que, en ambas ocasiones, dio la razón al Gobierno», resaltó, tras recordar que «dos terceras partes» de los catalanes no fueron a votar ese día.
En cuanto a las acusaciones de estar en contra de Cataluña lanzadas por Cleries, Rajoy destacó los esfuerzos que ha realizado su Ejecutivo para ayudar a los catalanes a pagar los servicios públicos, con medidas como el FLA o el pago a proveedores. «Ahí ha habido una muestra de solidaridad que, al menos, deberían ustedes reconocer», enfatizó el presidente.
EL COLMO. El otro gran enfrentamiento dialéctico de la sesión tuvo como epicentro la política penitenciaria del Gabinete popular con respecto a los reclusos de ETA. «Hablamos de terrorismo y la ley penitenciaria que se le aplica a estos reos es la misma que al resto y no caben ni excepciones ni transacciones. Sería el colmo después de lo que hemos vivido», replicó el presidente a una pregunta formulada por el senador del PNV, Jokin Bildarratz sobre los planes de reinserción del Ejecutivo para con los reclusos de la organización criminal.
Además, Rajoy le recordó al político vasco que las penas privatizas de libertad están orientadas a la reinserción y para los presos terroristas eso pasa por romper con la banda, pedir perdón, condenar la violencia y colaborar con las autoridades. «Eso es la reinserción y eso debe ser el objetivo», apuntó al tiempo que añadió que «cuando ETA se disuelva», se estará «en un escenario diferente».