El pasado 1 de diciembre, después de que el Tribunal Federal regional de Cuiabá (Brasil) condenara a Ronaldo Antonio Osmar a 14 años y tres meses de prisión, por su implicación en el crimen del misionero albacetense Vicente Cañas, hace 30 años, los cuatro sobrinos del jesuita que habían acudido al juicio emprendieron un viaje por la selva, para seguir los pasos de su tío.