Un gremio importante y un ilustre de Albacete

Sánchez Robles
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La calle Zapateros es una vía urbana de carácter muy comercial, que albergó a variados oficios y compartió nombre con el histórico Saturnino López

Es una calle con mucha historia, muy tradicional en Albacete y comercial por antonomasia, así como con numerosas vicisitudes. Expone Miguel Panadero en su libro Toponimia albacetense. Orígenes y evolución  que hacía 1629 reinando Felipe IV «la calle más comercial de la villa albacetense y en la que se avecindaban preferentemente comerciantes y artesanos (alpargateros y zapateros; cuchilleros y espaderos) era la de Zapateros, desde la esquina de la Carrasca a la Plaza Mayor». Pasado el tiempo, se puede observar que en el siglo XVIII comienzan a generalizarse los topónimos de origen gremial, como es el caso de los zapateros, teniendo en cuenta que los gremios españoles ya habían alcanzado un grado fuerte de fortalecimiento a nivel grupal como una forma de pertenencia al grupo que tuviera como punto de unión la existencia de un círculo restringido con usos y costumbres propias que los definieran tanto a nivel público como privado. Por otro lado, en la relación de calles mencionadas en el padrón de la villa de Albacete del año 1800 seguía figurando la calle de los zapateros, con de nominación sin artículo.

Calle con olor a cuero y goma, albergó un buen número de talleres de maestros del ramo que se han ido perpetuando a lo largo de los años en establecimientos de ventas de zapatos, entre otros, aunque de otros negocios. Si nos centramos en la historia, albergó esta calle importantes edificios como el convento de frailes Observantes menores de San Francisco que se fundó en 1485, primero llamado de Santa María de Jesús y después de San Francisco. Se eubicó en esta calle en una casa con huerta donada por Alonso López Tello, donde en la actualidad se encuentra el conservatorio de Música Torrejón y Velasco y unas viviendas contiguas en la actual plaza del periodista Antonio Andújar.

El edificio del convento debió tener una extensión muy grande en metros, ocupando las actuales calles Zapateros, Virrey Morcillo hasta Isabel Católica, en la denominada Veleta, llamada así por una pequeña torre que tenía la tapia del convento con una veleta de hierro. El ábside del templo daba a la calle Zapateros. En este convento fueron patronos de la capilla mayor la familia Villanueva, luego pasó a los Carrasco, los Sánchez y finalmente a los condes de Villaleal. Este convento fue clausurado en 1835 siendo guardián fray Juan Henebra, cerrándose la iglesia tres años después, habilitándose una parte de ese edificio como cuartel del Escuadrón Quinto de Ligeros y en 1839 fue cedido para cuartel de Caballería. Pasado más tiempo fue sede de la Escuela Normal, luego de Instituto de enseñanza en 1841 hasta 1931, posteriormente Escuela de Maestría Industrial y luego la Escuela Oficial de Idiomas. Esta calle albergó también la sede del Ateneo, que fue inaugurado el 24 de octubre de 1880.

Por otro lado, esta calle tuvo varias denominaciones, pues en el siglo XVI se denominó Diego Ortin en su primer tramo y Camino de Santa Cruz, luego se consolidó el nombre de Zapateros en el siglo XVII y posteriormente Saturnino López tras el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de 4 de agosto de 1909, para de nuevo volver al nombre del citado gremio por acuerdo municipal de 1979. Precisamente se cambió la denominación clásica en el ferragosto de 1909 para valorar y homenajear a un albaceteño nacido el once de febrero de 1832 en el número 19 de esa calle, en la cual vivió. Ciudadano desprendido, ilustre y especialmente generoso por su donación a Albacete del manantial de agua de los Ojos de San Jorge y los terrenos por los que pasó la conducción, suscribiendo además cien acciones equivalentes a cinco mil pesetas de la Sociedad Aguas Potables de Albacete, que cedió al Ayuntamiento en nombre del pueblo.

Regaló además a Albacete un grupo escolar en 1911 con dos centros, uno para niños y otro para niñas, que estaba ubicado en el Paseo de la Feria. Por todo ello, este declarado, liberal, demócrata y republicano fue declarado hijo predilecto y se abrió una suscripción popular por iniciativa del concejal Joaquín Hortelano para erigirle un busto, que fue encargado al escultor valenciano Ignacio Pinazo con un coste de 12.000 pesetas instalándose en el llamado entonces Parque de Canalejas.

En la calle Zapateros tuvo su residencia José Prat, el doctor Ángel Gaude, el ingeniero agrónomo Gómez-Rengel que vivió en un edificio diseñado por el arquitecto Buenaventura Ferrando, el mismo del Pasaje Lodares, se ubicaba la casa de los Santos Lugares de Jerusalén, albergue para pobres para llamarse luego en 1888 casa del cura de la Elena y también el periódico La voz de Albacete. Una calle tan tradicional como histórica.