Los jóvenes 104 años de 'Frasquita'

G.G.
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La mujer más longeva del término municipal, y una de las mayores de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, celebró el día de su cumpleaños en Valencia con parte de su familia y «sin dejar de ir a la playa»

‘Frasquita’, con bisnietos y el primer tataranieto - Foto: L.B.

Francisca Bleda López, ‘Frasquita’, cumplió ayer 104 años, rodeada de familiares en Valencia, a donde acude todos los años para visitar a esa parte de su familia y para darse «un chapuzón en la playa», en donde disfruta como una colegiala.

Esta mujer, que se encuentra en mejor estado de salud que alguna de sus hijas, según nos cuentan, pasó unos días en el hospital a finales del pasado año, para curarse  de una dolencia «sin importancia», y volvió a Cordovilla (la pedanía tobarreña en donde vive), con energías renovadas, quejándose de su estancia hospitalaria, «porque no le habían dado de comer lo que ella quería».

Contó a La Tribuna de Albacete, que eso es lo peor que lleva, cuando le dicen que no puede comer de todo, como ocurrió en el Hospital, en donde no le dejaban comer «casi de nada», ya que su dieta habitual es muy amplia: «yo como de todo y todo me sienta bien».

La abuela de Tobarra se casó en febrero de 1930 con Juan Clemente, del que enviudó hace 29 años, y recuerda que en esos tiempos se hacían pocos despilfarros, y que el viaje de novios consistió en ir en carro a la pedanía de Las Anorias, en donde visitaron a unos amigos y pudieron ver una fuente pública que les gustó mucho.

Ríe cuando recuerda que su marido se le declaró la primera noche en la que bailaron, estando él en el Servicio Militar: «él llegó a Cordovilla con un permiso, me pidió bailar y con los primeros pasos se declaró. Los vecinos decían que el militar tenía gana de novia».

Francisca Bleda ha tenido ocho hijos, 16 nietos, 16 bisnietos y un tataranieto, y cuando ya habían nacido los cuatro primeros y la pequeña sólo tenía cinco meses, su marido fue llamado a quintas nuevamente, para ir al frente, siendo la última quinta que llamaron, y tuvo que trabajar duro en el campo y atender su casa para sacar adelante a la familia.

Pasó en aquella época muchas dificultades para alimentar a su familia, incluso tuvo «que enganchar a la pequeña a la teta de una cabra, para que se alimentara, porque a mi ‘se me cortó la leche’ y como no había azúcar ni productos que sirvieran para alimentarla adecuadamente, no tuve más remedio que buscar la forma de alimentarla, y menos mal que teníamos la cabra».

Disfruta con gran ilusión y felicidad con los más pequeños de la familia, sus biznietos y el tataranieto, sabiendo que viven en un tiempo «sin tantas calamidades» como las que le tocó vivir a ella.

Su día a día en la pedanía tobarreña de Cordovilla es muy tranquilo; «de la cama al sofá y, cuando hace buen tiempo, algún paseo por los alrededores de la casa».  Alrededores que ‘Frasquita’ pidió al alcalde,Manuel Valcárcel, que arreglara cuanto antes, para que pueda salir sin peligro de caerse o de tropezar con las piedras.

Dentro de unas semanas regresará a Cordovilla, aunque ella está muy bien en Valencia, y se distrae viendo cosas distintas a las de su casa en la pedanía, al tiempo que disfruta con los familiares que viven en la capital del Turia, y más si la llevan a la playa a bañarse.