La plantilla, en el limbo

Juan Carrizo
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La mayoría de los jugadores del Albacete tienen contrato en vigor, pero al mismo tiempo son muchos los que disponen de una cláusula de libertad en caso de descenso de categoría

La consecución de un descenso de categoría conlleva habitualmente una gran revolución en lo que ha plantilla se refiere, sobre todo porque los clubes modestos suelen incluir en los contratos que firman con los jugadores diferentes cláusulas que les blindan para evitar situaciones económicas complicadas.

Luego está el descenso del nivel deportivo y la intención de muchos jugadores de mantenerse en la categoría de la que han descendido, aunque en muchos casos no hayan mostrado el nivel necesario para ello. Pero como en el mundo del fútbol intervienen muchos factores, cansados estamos de ver casos de jugadores de nulo rendimiento en un equipo que a la temporada siguiente muestran una cara totalmente distinta.

En el Albacete Balompié se estaba trabajando con buenas perspectivas de futuro, de ahí que la gran mayoría de los jugadores que la forman tengan contrato en vigor para la próxima temporada. Inteligente es formar un bloque que se va completando año tras año con cuatro o cinco retoques. Es uno de los éxitos que pueden llevar a un equipo a sus mejores logros, al tener una plantilla conjuntada y que, tras años de jugar juntos, crecen junto al club que les ha dado esta confianza.

Hasta 15 jugadores del primer equipo tienen contrato para la próxima temporada, a los que hay que añadir otros seis canteranos, algunos que han estado todo el año con el equipo, como el portero Héctor Pizana, y otros que fueron cedidos y regresan, caso de Juanra, Candelas y Manu Miquel.

Pero la cuestión es que de todos estos jugadores del primer equipo con contrato, la gran mayoría tiene una cláusula en su contrato por el que obtienen la libertad en caso de descenso.

Esta cláusula se puso para que no sucediese lo mismo que ocurrió con el anterior descenso. En aquel caso, los jugadores tenían cláusulas por las que su salario quedaba reducido en un 50% y, llegado el caso, las cantidades firmadas, reducidas a la mitad, eran inasumibles para la ruina económica que supone descender a Segunda División B. Entonces hubo que rescindir contratos, incluso en jugadores del filial con altísimas fichas, lo que fue un lastre en el presupuesto para la plantilla en el primer año tras el descenso.

Ello significará que jugadores con contrato por los que el club manchego podría sacar un rendimiento económico, al ser apetecibles para otros clubes de Segunda, se marcharán sin dejar nada en las arcas. Este puede ser el caso de jugadores como Pulido, que ya reconoció el domingo tener esta cláusula, y otros como Portu o Juan Carlos, pretendido por el Mallorca, que también la tendrían, aunque desde el club no se facilita dicha información.

A lo mejor alguno de los que finaliza contrato podría ser interesante en Segunda B, como el portero Dani Mallo, el central Gonzalo o el delantero Víctor Curto, que tiene una cláusula de renovación.