El Parque Científico pasa en dos años de ser inviable a ser rentable

I. M.
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Alberga 390 trabajadores, la mayor cifra que ha tenido desde que abrió en el 2006

El Parque Científico y Tecnológico de Albacete cuenta con cinco edificios, cuatro están ubicados en él, y el quinto está fuera, en el campus biosanitario, donde la Facultad de Medicina. - Foto: RUBÉN SERRALLÉ

Albacete, junto a Guadalajara, son las dos únicas provincias de Castilla-La Mancha en las que hay un Parque Científico y Tecnológico (PCyT), un espacio físico que está diseñado para alentar la formación y el crecimiento de empresas y de otras organizaciones  pertenecientes al sector terciario y que, además, por norma general residan en el propio Parque. Cuenta con un organismo estable de gestión y está concebido como una Fundación cuyos patronos son la Junta, la Universidad de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento y la Diputación. Sus objetivos no son otros que mantener relaciones formales y operativas con las universidades, centros de investigación y otras instituciones de educación superior, así como favorecer la innovación, ayudar a la atracción y  retención de talentos, fomentar el empleo, acercar a inversores de capital riesgo, impulsar la transferencia de tecnología y fomentar la innovación entre las empresas y organizaciones que lo usan.

 Y es que un Parque Científico y Tecnológico, por un lado, aloja empresas pero igualmente, les presta  asesoramiento y les facilita su acceso a fuentes de financiación e inversiones específicas y a  equipamientos avanzados.  Y por otro, apoya a emprendedores, gestiona centros de I+D+i y contrata de doctores e investigadores de diferentes sectores de Castilla-La Mancha, según informa el director, José Luis Patiño.  Un factor clave de un Parque Científico y Tecnológico, añade a continuación, son las infraestructuras y el equipamiento que dispone pero también lo es su capacidad para formar a sus usuarios  a ser más competitivos y a hacer un desarrollo empresarial innovador. El de Albacete, como es conocido, surgió en el 2001 con el impulso de la Junta de Comunidades, contemplándose hasta tres fases en su desarrollo. De estas tres fases, la única que está hecha en su totalidad es la primera, pues la segunda  está hecha en parte y la tercera no se ha tocado.  Y a pesar de que hay terreno disponible, la previsión, no obstante, es seguir así hasta que no «haya más demanda de empresas», dice Patiño. Las empresas que quieren instalarse en él sólo tienen que mandar su plan de negocios y cumplir tres requisitos. El primero no es otro que pertenecer a uno de los cinco sectores de interés del Parque Científico -Tecnología de la Información y de la Comunicación (TIC), Ingeniería y Robótica, Aeronáutica, Biotecnología, Salud o Agroalimentario y Energía en general; el segundo, desarrollar I+D+i, y el tercero, tener vocación de relacionarse o  cooperar con otros agentes del Parque como son las universidades hasta los centro de investigación.

De todos estos sectores, no obstante, el que tiene más movimiento es el de Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones y el que menos, la Biotecnología.

Para dar respuesta a todo esto hay cinco edificios, de los cuales dentro del parque hay cuatro, pues el otro está en el campus biosanitario. El de Investigación en Informática, actual sede administrativa del Parque, se inauguró en marzo del 2005, y un año después, en concreto, el 18 de diciembre del 2006, el Centro de Apoyo Tecnológico a Emprendedores. Luego se sumaron el Centro Tecnológico de Automática y Robótica y el Centro de Investigación de Energías Renovables.  El quinto edificio, ubicado detrás de la Facultad de Medicina, es la Bioincubadora de empresas, el último en abrir sus puertas.  

 

Movimiento. Al año suelen pasar por estas instalaciones más de 600 personas gracias a los cursos que organizan las propias empresas, comenta Patiño, a los que hay que añadir la visita de otras 400 personas más al año procedentes de empresas externas al Parque. Luego están las empresa que aloja en su interior y sus correspondientes trabajadores, además de los cinco trabajadores que tiene el Parque y los 19 investigadores que hay gracias al programa Increcyt.

Si uno echa la vista atrás comprobará que el devenir del Parque en lo que son empresas y trabajadores está lleno de subidas y bajadas y a las cifras nos remitimos. Si en el 2006 eran 10 empresas con 45 trabajadores; en el  2007 eran 15 empresas y 95 trabajadores; en el 2008, 21 empresas y 176 trabajadores ; en el 2009, 22 empresas y 189 trabajadores; en el 2010, 25 empresas y 235 trabajadores; en el 2011, 25 empresas y 375 trabajadores; en el 2012, 21 empresas y 328 trabajadores; en el 2013, 21 empresas y 291 trabajadores y en el 2014, 21 empresa con 315 trabajadores.  En cuanto al recién estrenado 2015, al pasado día 21 ya eran 23 empresas con 390 trabajadores; la cifra más alta dentro de la historia del Parque, pero es que cartera de entrada ya hay tres o cuatro más con sus correspondientes plantillas. Igualmente indicar que detrás de estos trabajadores, el  38% cuenta con estudios superiores de cinco años y el 27% tiene estudios superiores técnicos o un máster. Doctores, por contra, únicamente son el 2,09% de este total y graduados, un 0,68%.

Y si destacado es lo del empleo igual de notable es que el  Parque ha pasado, comenta el director,  en los últimos dos años de tener una situación económica no viable y una patrimonial muy mala a ser rentable económicamente con beneficios tanto en el 2013 como en el 2014, en concreto, de unos 30.000 euros.

Esto ha sido posible, explica José Luis Patiño,  porque para empezar, se ha negociado con los proveedores y se ha reducido en un 49% los gastos de funcionamiento. Y para continuar se han incrementado los ingresos por los servicio a empresas, de hecho al día de hoy ya se recaudan 400.000 euros bajo este concepto, 50.000 euros más que el dinero que se ingresó en el 2014.

Además, no sólo las ayudas de la Junta al Parque se cobran puntualmente, sino que la administración regional ha asumido una importante parte de la deuda que tenía pendiente, pudiéndose cancelar una póliza de tesorería que había y el 60% de un préstamo bancario que hubo que pedirse en su día.

Tener una economía saneada va a permitir de cara a sus usuarios que se baje en un 10% la tarifa general que el Parque cobra a las empresas consolidas y en un 25% de descuento en los seis primeros meses de estancia para los emprendedores y empresas de reciente creación que opten por irse allí. Así, una empresa que lleve menos de seis meses instalada pagará un alquiler de 170 euros mensuales, una que lleve entre seis meses y dos años, 227 euros también al mes y las que lleven más de dos años en el Parque, 283 euros, aunque todo depende del espacio.

No obstante, concluye diciendo el director, «todo esto no hubiese sido posible sin los técnicos y empleados, sin las empresas que han apostado por nosotros, sin los proveedores y sin los patrones». Cerca de un millón de euros es lo que se tiene de presupuesto para la gestión directa del Parque, de los cuales la Junta aporta 350.000 euros al año  para gastos corrientes y la Diputación otros 87.000 euros anuales.