Condenan a 12 años de cárcel a un hombre por violar a su sobrina-nieta

JOSECHU GUILLAMÓN
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El acusado no podrá acercarse a 1.000 metros de la menor durante 14 años y tendrá que pagarle una indemnización de 5.000 euros

La Sección Primera de la Audiencia Provincial ha condenado a un hombre a 14 años de prisión y a cinco años de libertad vigilada por agredir sexualmente a su sobrina-nieta de forma continuada. El acusado tendrá además que mantenerse alejado de la menor durante 14 años e indemnizarla con 5.000 euros.

Según la sentencia, se considera probado que el procesado, V.A.G., que en la actualidad tiene 55 años, en fechas y horas no determinadas de 2014, pero, en cualquier caso, antes de la denuncia, interpuesta el 13 de mayo, hizo objeto de tocamientos sexuales y llegó a penetrar vaginalmente, de forma parcial, en diversas ocasiones, a la menor A.L.A.

Cabe destacar que la niña tenía 11 años de edad en el momento de los hechos y que presenta un retraso psicomotor, por el que tiene reconocido una discapacidad del 29%, con carácter provisional. Dicho grado de discapacidad se revisará en septiembre de 2016, aunque en cualquier caso, la menor no se halla judicialmente declarada discapactada. El procesado aprovechó que la menor era bisnieta de su madre, con la que él convive en su domicilio, y que la pequeña iba a comer a la vivienda todos los días para cometer los abusos.

La sentencia afirma que le resultó más fácil realizar los hechos, porque era tío-abuelo de la niña,  por su corta edad  y por el desarrollo intelectual de la misma. Además, el acusado, le decía que si contaba algo de lo que estaba ocurriendo entre ellos le pegaría, como de hecho ya había sucedido alguna vez.

De esta forma, el acusado, al menos en tres ocasiones la agredió sexualmente. Una de ellas se produjo en el dormitorio del acusado, ubicado en la planta de arriba de la vivienda, donde el procesado subió a la niña, a la hora de la siesta, le bajó los pantalones y las bragas, a pesar de la resistencia de la pequeña, la tumbó en la cama y él se echó encima, llegando a penetrarla, a eyacular y a causarle dolor. El acusado le dijo en esa ocasión a la menor que si le contaba algo a su madre, la tiraría al suelo y le daría un puñetazo.

Los otros dos episodios, que fueron similares al anteriormente descrito, tuvieron lugar en una vivienda que se utilizaba para guardar animales y en la caseta de la huerta.