Vuelta al pasado de Lezuza

I.M.
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El municipio celebra este fin de semana la Tercera Jornada de Recreación Histórica de Libisosa, con conferencias, eventos romanos, proyecciones y visitas guiadas al conjunto arqueológico y al Museo

Lezuza está inmersa todo este  fin de semana en la que es la Tercera Jornada de Recreación Histórica de Libisosa. Este viaje al pasado romano e ibero de esta localidad albacetense comenzó el viernes con la celebración del solsticio de verano, con un banquete en honor al dios Jano y un pasacalle de la Centuria Libisosana, y continúo ayer con la inauguración oficial de las jornadas en el Centro Sociocultural Agripina, la proyección de un audiovisual sobre el yacimiento y la apertura de la colección museística y del Forum Iberoromano, con presencia de artesanos y degustaciones amenizadas con ambientación musical e histórica. La actividad de la mañana continúo por la tarde con talleres infantiles, un combate de gladiadores, más conferencias y un nueva recreación histórica de la mano de un funeral, el de Lucio Cornelio. Además, los asistentes no sólo tuvieron la oportunidad de conocer la historia del yacimiento y el origen del  proyecto que hay detrás a través de la palabra o de la ambientación histórica, sino que también lo pudieron hacer en primera persona visitándolo a lo largo de un recorrido guiado por la Libisosa Forum Augusta, la parte ibera y como última parada, el edificio Oretano.  Desde 1996, un grupo de la Universidad de Alicante está en Libisosa realizando excavaciones arqueológicas que han permitido el descubrimiento de unos 150.000 objetos y materiales inventados hasta la última campaña y de gran e incalculable valor histórico.

RELEVANCIA.  A pesar de este importante hallazgo, todavía quedaría por salir a la luz un 90% del patrimonio que puede albergar el ‘Cerro del Castillo’, un emplazamiento privilegiado, un enclave especialmente importante en la Antigüedad como control de paso entre el sur de la península al Levante. No obstante, como señala el codirector de la excavación del proyecto Libisosa, Héctor Uroz, hay que remontarse mucho más atrás para encontrar las primeras huellas de vida en este cerro, a la Edad del Bronce, en plena Prehistoria, y a partir de aquí seguir hasta el Bajo Medievo, o dicho de otra manera, hasta el siglo XV. Ahora bien, matiza Uroz, pese a este largo periodo de tiempo, es en la época ibérica cuando tiene lugar su ocupación más intensa, en el siglo V antes de Cristo. Los iberos conviven durante un tiempo con los romanos hasta que estos se quedan solos en el lugar siendo entonces cuando entrará en escena la colonia romana con derecho itálico, algo que hacía que los habitantes de Libisosa tuviesen los mismos derechos que los que vivían en Roma. La colonia romana llegará un momento en que decae y el cerro pierde fuelle.

 No será hasta la construcción de una torre vigía, conocida como castillo, y de un edificio de las órdenes militares cuando el cerro vuelva a ocuparse, aunque sea parcialmente. Estamos ya en la Edad Media.

La relevancia que Libisosa tiene a nivel histórico o patrimonial no sólo reside en lo que fue gracias a su ubicación, sino que también reside en cómo se han conservado sus restos. «Aquí estamos creando cultura pero aquí también estamos creando empleo desde un primer momento y una atracción socio-económica a todos los niveles», concluye Uroz.