Pinar: «Tenía la necesidad mental de continuar y lo hice»

P. Belmonte
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El diestro, que hoy recibirá el alta, analiza la cogida que tuvo en las Ventas en su último festejo de la temporada

El pasado 12 de octubre, en la que era su última corrida de la temporada, en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, el torero albacetense Rubén Pinar sufrió una grave cornada al resultar cogido por su primer toro al inicio de la faena de muleta, siguiendo en el ruedo hasta dar muerte a su enemigo. Una corrida muy complicada de Partido de Resina, los antiguos Pablo Romero, que sólo le permitió demostrar una vez más su madurez como torero, su capacidad y solvencia ante las dificultades de los toros, lo que están haciendo del diestro de Santiago de Mora, un torero a tener en cuenta en muchas ferias. El parte médico firmado por el Doctor García Leirado, habla de una cornada con dos trayectorias de 25 centímetros hacia arriba que contusiona el isquion y otra hacia atrás de 20 centímetros que bordea el fémur, produciendo destrozos en los músculos abductores, contusionando el paquete vasculonervioso, con pronóstico de muy grave. Tras ser intervenido en la enfermería de la plaza, fue trasladado a la Clínica San Francisco de Asís, de donde tenían previsto darle el alta en el día de hoy jueves, para continuar la recuperación en su domicilio.

La Tribuna de Albacete pudo hablar con el torero tras unos días desde que se produjo la cornada, y la mejoría es notable. «Me encuentro mucho mejor, ya que está bajando la inflamación y la fiebre y la verdad es que me encuentro mucho mejor. La cornada fue grandecita, pues tenía una trayectoria hacia arriba de 25 centímetros que me llegó hasta el coxis y otra hacia atrás que llegaba hasta el fémur, pero dentro de todo lo malo solo han sido destrozos musculares y hay que dar gracias a Dios porque siempre puede ser todo mucho peor».

Era la última dela temporada, un compromiso de máxima transcendencia, en la que Pinar había depositado esperanzas para quedar en una buena posición de cara a la próxima temporada. «Estamos intentando tirar hacia delante y no dejarnos nada a medias. El otro día vino así la cosa, la cornada se produjo en la primera tanda, pero me sentí con fuerzas para seguir toreando, pegarle dos tandas más al toro, que las tenía, y matarlo como mejor pudiera. Ese gento de vergüenza torera y amor propio dice mucho en favor de la marcha que llevamos y lo que queremos conseguir. En cuanto a si hubiese sido mejor entrar inmediatamente en la enfermería o quedarme en la plaza, no hablamos nada en la enfermería, ya que la herida sangró mucho al principio pero cuando volví a la cara del toro, parece que se cerró un poco y ya no sangraba tanto, pero la verdad es que alargué un poco la cosa mas por querer que por lo que debía hacer, pero esas cosas no se piensan y en ese momento creí que podía estar en la plaza sin pensar si esa decisión me podría traer un mal mayor».

Hay quien dice que los toreros heridos no deben estar en la plaza, pero muchos toreros piensan lo contrario, siempre que sea en condiciones aceptables, aunque suponga un riesgo añadido. «Uno de mis espejos en el toreo es José Tomás y cuando me veo en esta situación, tengo la necesidad mental de continuar y por eso me quedé, ya que lo hacen los toreros en los que me fijo y también porque, aparte de que mentalmente estaba más contento, también tenía controlada la situación».

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