La nieve y la lluvia marcaron el desarrollo de la 'Pingüinada 2015'

V.M.
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Una veintena de amantes de las 'scooters' clásicas participaron en esta ruta por diversos municipios de la serranía albacetense

Los participantes posan a la puerta del restaurante de Povedilla donde comieron el sábado. - Foto: M.G.C.

El Club de Scooters Clásicos Vespambretta de Albacete promovió el pasado fin de semana otra edición de la Pingüinada, evento que reunió a una veintena de amantes de estas motocicletas clásicas.

La ruta comenzó el sábado visitando la laguna de los Ojos del Arquillo, un precioso paraje natural situado entre los términos de Peñascosa, Robledo y Masegoso.  Uno de los integrantes y organizadores del evento, Manuel García-Cifo comentó a este diario que durante las dos jornadas tuvieron que hacer frente a temperaturas muy bajas. «El sábado salimos con un grado bajo cero y no pasamos de seis en todo el día, de hecho  cuando llegamos a las cabañas sobre las siete de la tarde estábamos de nuevo bajo cero, menos mal que los dueños nos recibieron con la calefacción encendida».

Los expedicionarios iniciaron la ruta el domingo a seis bajo cero y con previsión de nieve. «Salimos hacia Liétor a las nueve de la mañana sin problemas, sólo con mucho cuidado por las placas de  hielo que había en las curvas. Aquí se nos unieron mas participantes y después de un buen almuerzo salimos hacia Elche de la Sierra a repostar porque teníamos muchos kilómetros por delante».

De camino hacia Bogarra pasando por Ayna comenzaron a caer los primeros copos de nieve, una situación que arreció al  llegar al desvío hacia Peñascosa y, posteriormente, a Los Catalmarejos.  «Llegamos a Peñascosa cada uno como pudo y allí y nos esperaba un buen cocido peñascosero preparado por Joaquín que nos sirvió para reponer energía y salir de regreso hacia Albacete con el aguacero de inicio a fin», añade Cifo.

Pese a todo, el resultado de la Pingüinada 2015 fue, según los participantes, una satisfactoria experiencia para aproximar a los aficionados a las motos clásicas, «por lo que su continuidad está garantizada», concluyen.