El alumnado de FP se dispara un 65% en sólo cinco cursos

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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Universitarios, parados y jóvenes que buscan ganar empleabilidad pueblan las aulas de Formación Profesional

Dos alumnos de la Escuela de Hostelería preparan una receta. - Foto: rebeca serna

La Formación Profesional ha dejado de ser el patito feo de la educación. Las plazas vacantes en los ciclos formativos, sobre todo en los de grado superior, se cotizan tanto que la nota de corte para acceder a algunos estudios es más alta de la que se exige para muchas carreras universitarias. Sirvan de ejemplo los estudios para ser técnico de laboratorio de diagnóstico clínico: entre los privilegiados que han podido acceder a este ciclo, el alumno con menor nota ronda el 7,5.

Si hace unas décadas, la FP era vista como una salida para los estudiantes de bajo rendimiento; hoy se ha convertido en un opción clara y muy buscada por universitarios en paro o que quieren mejorar su formación sin pasar por los costosos másteres, jóvenes que no se pueden pagar las tasas de las facultades y mayores hastiados de buscar empleo.

El curso pasado, casi 7.000 albaceteños cursaban FP, frente a los poco más de 4.200 que lo hicieron en 2008, según datos del Ministerio de Educación, lo que supone un aumento de un 65% desde el inicio de la crisis.

AJUSTE NECESARIO. «Está ocurriendo una tendencia interesante, se está convergiendo con países que tradicionalmente han apostado por la FP de forma masiva», explica María Ángeles Davia, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha; y es que, precisa, los jóvenes que optan por estudios orientados  al mercado de trabajo al terminar la secundaria obligatoria ha pasado de un 44 al 46% en solo un lustro.

Davia llama la atención acerca de que en Alemania, donde siempre ha ocurrido lo contrario, ahora los jóvenes alemanes estén «diversificando sus formas de estudio». En 2008, el 57% de los jóvenes alemanes hacían formación profesional al graduarse, cinco años después eran algo menos del 50%. «Quizá estemos buscando un equilibrio: en Alemania se necesitan profesionales en algunos ámbitos donde la universidad proporciona herramientas más adecuadas (como las ingenierías y la informática) y en España teníamos un déficit en ocupaciones muy específicas para las que no se requería un título superior y un sistema productivo incapaz de absorber a los titulados universitarios que salían al mercado», reflexiona esta experta.

ALTÍSIMA DEMANDA. Este ajuste explica porque es más difícil acceder a un ciclo de FP que nunca. Este curso, la Consejería de Educación ha ofertado 3.350 vacantes en 119 ciclos de grado medio y superior que se imparten en 29 institutos de la provincia. Vacantes para las que se han recibido cerca de 6.000 solicitudes, aunque hay que tener en cuenta que cada aspirante puede marcar hasta seis posibles opciones a la hora de cursar su petición de plaza. Ciclos, sobre todo de la rama sanitaria y de cocina, están más que demandados y año tras año acumulan largas lista de espera.

«Cuando había burbuja en el ladrillo, jóvenes en edad escolar abandonaban el centro porque podían ganar un buen sueldo, eso se cayó y nos quedamos con un número importante de jóvenes sin formación, ni trabajo que ahora tienen en la FP una forma clara de mejorar la empleabilidad». Quien así lo describe es Juan José González, director del Centro Integrado de FP de Aguas Nuevas donde imparten diez ciclos formativos, y que se declara todo un defensor de la FP.

Bien es cierto que en el CIFP de Aguas Nuevas, para ciclos como los de Aviónica o Mantenimiento Aeromecánico, certificados por Aviación Civil, siempre han tenido demanda, incluso venía gente de otras provincias. Ahora esto se ha limitado dando preferencia a alumnos de la tierra. «Esta es una formación de excelencia, que se imparte en inglés, con becas Erasmus y que hasta hace nada tenía una empleabilidad que superaba el 70%».

Sin embargo, otros cursos de las familias de Madera y mueble o de Agraria, que siempre se quedaban con pocos alumnos, ahora se completan de sobra aunque no estén entre los más solicitados en primera instancia. «Es frecuente, que en octubre vengan personas ya de edad suplicando por una plaza de FP», observa.

El grueso del alumnado en las aulas siguen siendo jóvenes que terminan ESO o Bachillerato y optan por FP en vez de continuar hacia la universidad, «ante la perspectiva de gastarte dinero en matrículas que no te van a dar un empleo, pues te matriculas en FP que solo te cuesta el seguro escolar y la empleabilidad es mayor», razona González, quien destaca un dato: hay estudios que apuntan que hacia 2020, el 85% de los puestos de trabajo en la UE tendrán un perfil de FP de grado medio.

 Estos jóvenes estudiantes comparten pupitre con otros alumnos que hasta ahora no frecuentaban estas aulas. Hay alumnos que han tenido que renunciar a la universidad incapaces de afrontar la subida de las tasas y el recorte de las becas, decantándose por la FP como una alternativa formativa más económica. Hay también adultos, sin formación, que se ven expulsados del mercado laboral por esta falta de capacitación profesional. Y los hay que aprovechan que están en paro para mejorar su currículum.

En Aguas Nuevas, donde ofrecen ciclos de Ganadería y Producción agroecológica, han detectado un regreso al sector primario que está llenando sus aulas. Jóvenes que deciden afrontar la crisis cambiando la urbe por el pueblo acuden aquí a formarse, «tienen tierras de sus padres o abuelos, y al plantearse la posibilidad de volver al campo porque no tienen otra cosa, se encuentran con que no saben llevarlas», de ahí que busquen capacitación agraria.

NUEVA OFERTA. En la Universidad Laboral este año han ampliado su oferta formativa recuperando un ciclo de grado medio de Confección y Moda, para el que han ofertado poco más de una veintena de vacantes que se han cubierto más que de sobra.

La deslocalización de la industria textil hizo desaparecer la formación profesional de esta rama de las aulas españolas, ahora se está recuperando ya que se ha detectado cierto repunte de esta actividad económica, según precisó el director de la Universidad Laboral, José López de los Mozos, quien advierte de la gran inversión que requiere implantar estudios de formación profesional.