La legislatura de la nueva era política

-

Albert Rivera señala la fragilidad institucional y la inestabilidad política como frenos al crecimiento, al tiempo que pide un acuerdo nacional en Educación y más reformas económicas

Saben mis lectores habituales la devoción que tengo a Estados Unidos pues he vivido allí y he podido observar que es la tierra de las oportunidades en múltiples facetas. Por ello, cada vez que la Cámara de Comercio de EEUU en España me convoca a algún acto lo miro con buenos ojos. En esta ocasión además, ofrecían como guest star a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos que como está en promoción puedes verle en El Hormiguero, en la presentación de un libro o en cualquier acto donde haya una cámara. Para esta ocasión se puso una corbatita estrechita, como las de los toreros, y una americana sin casi solapas pues si se maquea demasiado corre el riesgo de que le digan que parece del PP. 
Jaime Malet, preside la Amcham y realizó una breve reseña curricular de Albert que es de padre barcelonés y madre malagueña, que hizo un máster en el Esade y que lleva recibiendo palos en el parlamento catalán (ojalá solo fuera allí) desde 2006. Malet afirmó que la juventud es un valor en sí mismo, algo que no comparte mucha gente como Luis Isasi, presidente de Morgan Stanley, y que opina, como yo, que hay otras cosas más importantes que solo se aprenden estando en el fregao. Lo escribe un tipo que tiene 41 años.
En un salón del Hotel Palace de Madrid rodeado de presidentes de empresas extrajeras, Rivera declaró que estamos a punto de entrar en una legislatura de la nueva era política en la que los valores civiles deben ser los pilares de la sociedad. Admira de los estadounidenses la defensa de su patria y sus costumbres que los niños maman sin complejos en las escuelas, algo que podríamos hacer aquí pues tenemos la segunda lengua más hablada en el mundo. Reivindica la figura de Suárez, ya saben que ahora el centro político está muy discutido, y también sus enseñanzas a la hora de conformar Gobiernos de sensibilidades distintas pero cuyos beneficiarios sean los ciudadanos. Su partido persigue un acuerdo nacional por la Educación, la primera reforma económica que debe acometer el país, invertir más en I+D+i, mejorar la formación de los empleados, un plan energético a 30 años y rebajar la presión fiscal a las clases medias sin desatender a aquellos que peor están en la sociedad no con mamandurrias sino con impuestos negativos.
Le pregunté abiertamente para qué vale votar a Ciudadanos si no gobiernan allí donde no sacan mayoría y tampoco entran en los Ejecutivos que lideran otros, pero que se sirven de su apoyo. Me dijo que prefieren vigilar desde la oposición y que favorecen la gobernanza del país, pero creo que con lo competido que está el mercado político español o se definen más o estimo un batacazo bueno para las generales. De hecho, en las autonómicas bajó bastante su suflé. 
Entre los asistentes estaban Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y uno de los colaboradores en esta materia de los naranjitos, que diría el torpe de Rafael Hernando, y Eduardo Serra, exministro de Defensa con Aznar y secretario de Estado de la misma materia con Felipe González. El despacho profesional de Eduardo se llama como él, lo que demuestra su falta de complejos y una astucia que le ha convertido en un hombre rico relacionándose con la industria militar como demuestra el coche que tiene y que no está fabricado en España. 
Embajadores como el de Canadá, Jon Allen, o Pietro Sebastiani, de Italia envolvían un acto regado de sándwhiches de pepino. También pude ver a Álvaro Mengotti, director general de AIG, que estuvo junto con otro nutrido grupo de vips reunido con Albert una hora antes de celebrar el desayuno, pues tenía que hacer. Paloma Beamonte, presidenta y CEO de Xerox España, también estuvo junto al CEO de General Electric, Daniel Carreño, que perdió el miedo escénico y formuló una pregunta igual que hizo Javier Targhetta, su homólogo en Atlantic Cooper, no sabemos si con un verdadero interés periodístico o más bien recordando a los asistentes que la gente que acude a estos actos no son unos piernas aunque no salgan ni en la radio ni en la tele. Solo en prensa especializada.
Todo lo que decía Albert era sensato y rápido, como es del gusto USA, pero tiene una gran ventaja, no ha tenido que mancharse las faldas con la ponzoña política española pues no han tenido prácticamente mando en plaza. Ahora que se tienen que remangar y demostrarle a los votantes que pueden ser una opción llega el momento de perder su blanco virginal y ver si son capaces de hacer la mitad de lo que dicen. Entre los asistentes sigo percibiendo la incertidumbre política en España ante lo que ocurrirá y la fragilidad de las instituciones, aquí y a nivel europeo. Y esto lo veo entre gente que tiene en sus despachos de presidente de compañía americana la palabra Jobs (empleos), pues este es el único objetivo que debe marcarse un empresario de bien.