Ecologistas de Villamalea y Casas Ibáñez salen a repoblar las ramblas

Maite Martínez Blanco
-

Por segundo año consecutivo, un grupo de conservacionistas hará una replantación de un millar de ejemplares autóctonos

Puente sobre el río Cabriel. - Foto: J.C. Martínez

Hoy, y por segundo año consecutivo, ecologistas de Casas Ibáñez y Villamalea saldrán al campo a repoblar las ramblas del Cabriel. Si el año pasado fue el Toyo de la Tortuga el paraje elegido, en esta ocasión se centrarán en la rambla del Ratón, una escorrentía que desemboca en el Cabriel y hace frontera entre los términos de ambas localidades.

Ésta es una iniciativa de la Asociación para la Conservación de los Ecosistemas de La Manchuela, que con este gesto quiere aportar su grano de arena a la preservación del castigado medio  natural. Gracias al altruismo del vivero forestal Huerto Burraco, de Villamalea, que les dona las plantas repoblarán este lugar con especies autóctonas como taraiz, olmo blanco, sauce, fresno y una especie de rosa baja.

La Manchuela, sobre todo el valle del Cabriel, conserva parajes excepcionales, pero desde Acem denuncian que la presión del hombre está haciéndose notar ya demasiado. «Hay parajes, como la Derrubiada, donde las motos hacen mucho daño», denuncia uno de sus miembros, José Miguel Rubio, que opina que el Seprona debería intensificar sus controles para impedir el desbroce del monte.

La erosión, en ocasiones propiciada por la supresión de ribazos; y la presencia de nitratos en el río son otros de los males sobre los que esta asociación quiere llamar la atención. «Siempre hemos dicho que el Cabriel era el río más limpio de Europa, pues eso, era, ya no lo es, ahora el río está lleno de algas debido a que sus aguas han empezado a llegar los nitratos que se utilizan en los cultivos de la parte de arriba». El corte de caminos públicos por parte de particulares es otra de sus amargas quejas, «Venta del Moro, por ejemplo, se ha quedado sin acceso al río porque una finca cinegética se lo impide».

Desde este grupo también trabajan, hace tiempo, por la conservación de semillas autóctonas, «es la mayor pérdida de biodiversidad que sufrimos», alertan.