Una cosecha con sabor social

E. REAL JIMÉNEZ
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La Fundación El Sembrador, de Cáritas, repite por segundo año su programa 'Verduras con corazón', con el reto de conseguir más pedidos de sus hortalizas y frutas y garantizar un puesto a varias personas en exclusión

A las muchas y evidentes bondades de comer verduras se le ha añadido una más, pero de carácter social. De la mano de La Fundación El Sembrador, impulsada por Cáritas, y como una más de sus empresas de inserción, se repite, por segundo año, una iniciativa solidaria a través del vivero que tienen en Hellín.

La apuesta se sustenta, además, en la implicación ciudadana en un consumo responsable puesto que lo que se persigue es que, a través de la compra de los productos que se cultivan en estas instalaciones, no sólo se posibilite la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social, sino que los pepinos, tomates, pimientos, calabacines o berenjenas adquiridos cuenten con la garantía de la calidad, el cuidado al medioambiente y se contribuya al desarrollo de la comarca.

Verduras con corazón acaba de arrancar, apenas lleva un par de semanas de campaña «porque este año la huerta, con el clima, se ha retrasado un poco», cuenta la técnico responsable del Vivero, Laura Puerto, pero «ya hemos atendido algo más de una veintena de pedidos». De momento, llegan hasta el municipio hellinero y a la capital, porque, «además de las dos personas de inserción contratadas que tenemos también contamos con un repartidor» y ello permite que, desde que se recogen los productos hasta la entrega,  no pasan más de 48 horas, porque son productos de temporada y «tienen que llegar frescos».

La intención es mantener la campaña hasta el mes de septiembre, aunque la huerta manda, pero quieren superar los 200 pedidos que recibieron el pasado año.

Para ello, bien a través de la web (www.viveroselsembrador.com), a través de la dirección de correo electrónico pedidoscesta@viveroselsembrador.com o en el número de teléfono 638934014, se pueden hacer las solicitudes.

En principio, han ideado dos tipos de cestas, «una de tres kilos, al precio de cinco euros, y otra de ocho kilos, por ocho euros» con  las verduras cultivadas pero, «además, también tenemos en el vivero sandías y melones».

AMPLIAR HORIZONTES. El vivero, que lleva en funcionamiento desde 2009, se dedica durante el resto del año a plantas forestales, pero la huerta la impulsaron en 2014. En principio, despachan a particulares, aunque, como apunta Laura Puerto, «ya nos han hecho pedidos también varios comercios o fruterías, que nos compran al por mayor», pero deja claro que están abiertos a «cualquier posibilidad, a restaurantes, a campamentos, a todo».

Un buen fin a cambio de salud  y solidaridad, porque «el dinero que logramos lo reinvertimos en el proyecto» donde, no sólo dan trabajo, sino que forman a personas en sus talleres de empleo. «Ahora tenemos uno en marcha con 12 alumnos» y, precisamente de ellos, se selecciona posteriormente a los que acceden a una oportunidad laboral.