La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2017 fue el principio del cambio en las relaciones comerciales entre la primera potencia del mundo y el resto de economías. Los cambios impuestos -y los anunciados- en la política arancelaria por la administración norteamericana hizo saltar las alarmas entre sus principales proveedores y, con ello, colocó en la incertidumbre a numerosos sectores económicos.
Acero, productos agrícolas, automóviles... diversos han sido los productos sobre los que Trump ha puesto su mirada. Las consecuencias están todavía por ver. Y las empresas albacetenses no escapan de esa especie de filo de la navaja, puesto que se juegan mucho. Para saber en qué parámetros se mueve la economía provincial hay que recurrir a la Dirección Territorial de Comercio en Castilla-La Mancha del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), que ha elaborado un informe de las relaciones comerciales entre la comunidad autónoma y Estados Unidos en 2017, un estudio en el que las empresas albacetenses no salen mal paradas, puesto que las cifras indican que las ventas de la provincia al país norteamericano han ido en aumento desde 2015.