Albacete, tierra de 'sprints' y 'abanicos'

Alejandro Gómez
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Las etapas con llegada a la capital provincial son propicias para los velocistas, pero más de un favorito ha perdido la Vuelta en La Mancha por las 'emboscadas' que propicia el viento

Alessandro Petacchi, a la izquierda, supera a Erik Zabel en el último ‘sprint’ disputado en Albacete, en 2003. - Foto: EFE/MANUEL BRUQUE

Mañana, sábado, Albacete será ciudad de llegada de una etapa de la Vuelta Ciclista a España por vigesimoprimera vez en su historia. Lo hará con la meta instalada en el Paseo de la Cuba (en la esquina con Mariana Pineda), una vía que la ronda ciclista ya utilizó en sus últimas visitas, en detrimento de la tradicional Avenida de España.

Los integrantes de la caravana ciclista regresan a la capital albaceteña 11 años después del último paso de la Vuelta. Pernoctarán además en ella, pero  no saldrán desde la propia ciudad en la etapa del domingo, como ocurrió en otras ocasiones. Por la mañana serán trasladados a la localidad conquense de  Carboneras De Guadazaón, desde donde partirán en dirección al puerto de Valdelinares, ya en Teruel.

En cuanto  a la jornada de mañana, tal y como apuntan desde la propia página web oficial de la Vuelta, el paso por La Mancha (esta vez por la carretera de Jaén, con salida en Baeza) es de nuevo una de las etapas más llanas de la Vuelta y un final propicio para los sprinters, especialistas en las llegadas masivas que, con el paso de las jornadas, ven cómo se acaban sus oportunidades de vencer.

Así ha sido en la historia reciente de los pasos por Albacete, ciudad que ha visto levantar los brazos a gran velocidad a algunos de los mejores llegadores del pelotón internacional como el uzbeko Djamolidine Abdoujaparov, el italiano Alessandro Petacchi, el francés Laurent Jalabert o el holandés Jean Paul Van Poppel. El irlandés Sean Kelly, el escocés Robert Millar o el cántabro Óscar Freire, uno de los ciclistas españoles más laureados, aparecen también en el listado de vencedores ilustres.

viento en el costado. Sin embargo, y pese a decidirse mayoritariamente al sprint, las etapas por La Mancha han sido a veces  del todo menos tranquilas para el pelotón, debido a los habituales abanicos de Albacete.

Esa temida formación en diagonal para paliar los efectos del viento de costado (muy fuerte en algunas ediciones) ha motivado cortes en los que quedaron enterradas las esperanzas de triunfo final de algunos de los principales favoritos. Uno de los más espectaculares se produjo en 1996, cuando la emboscada que preparó el ONCE de ManoloSáiz hizo perder casi 10 minutos a Fernando Escartín y Tony Rominger, entre otros, descartados muy pronto para una Vuelta que ganó cómodamente el suizo Álex Zulle.

Cuatro años después, en 2000, el ciclista local Óscar Sevilla fue uno de los más perjudicados por un nuevo desmembramiento del pelotón, que le dejó a más de cuatro minutos de la cabeza de carrera. Botero, Virenque o de nuevo Escartín fueron otros damnificados.

En 2001, Sevilla pareció desquitarse cuando pudo portar el maillot de líder por su tierra natal, a falta de sólo cuatro etapas para el final de la Vuelta. Sin embargo, Ángel Casero le despojó de esa prenda en la última contrarreloj y el de Ossa de Montiel ya nunca pudo ganar la grande de su país.

En 2002, y también de líder, sufrió los polémicos ataques de Aitor González, compañero en el Kelme y a la postre vencedor de ese año, que fue precisamente una de las últimas víctimas de los abanicos manchegos, pues en 2003 se dejó más de un minuto en meta.