El AVE de los funcionarios

MAITE MARTÍNEZ
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El tren ganó la partida al autobús y al coche en la conexión con Cuenca y casi 92.000 viajeros usaron la Alta Velocidad para cubrir este trayecto

Son las 6 de la madrugada. La estación de tren se despereza. Es su hora de apertura. Entre trabajadores que corren para llegar a Cuenca a tiempo de fichar, hay viajeros con prisas por pisar la capital de España, pero también deportistas dispuestos a coger músculo antes de que salga el sol. Trenes y ocio. Todo se mezcla en Vialia, la estación que recibió al AVE en Albacete por primera vez hace un lustro y que el año pasado registró casi 3,1 visitas, entre viajeros y albaceteños en busca de ocio.

Por cada pasajero de tren que pisa Vialia, hay casi tres visitantes que lo hacen para ir al cine, comprar en el supermercado o comerse una hamburguesa. Aún así, el servicio ferroviario es la razón de ser de esta estación, que al tiempo trata de consolidar su oferta comercial.

En 2015, un total de 834.284 viajeros subieron o bajaron al tren en algunos de los cuatro andenes de la estación, cerca de 100.000 más de los que lo hicieron dos años atrás.

Según los datos facilitados por Renfe, casi la mitad de los pasajeros apuesta por el AVE a la hora de moverse: más de 403.000 pasajeros viajaron en los trenes de Alta Velocidad con origen y destino en Albacete. El trayecto estrella sigue siendo el que nos une con Madrid. En 2015 se superaron los 250.000 viajeros, cifra que representa un aumento de casi un 10% con respecto al año anterior. Pero hay otros trayectos que se consolidan. Es el caso, por ejemplo, de la conexión Albacete-Cuenca, que el año pasado tuvo casi 92.000 viajeros, unos 4.500 más que en 2014, lo que supone un cinco por ciento más.

El ‘puente’ manchego. En este particular ‘puente ferroviario’ entre las capitales manchegas, el AVE le ha ganado la partida al autobús y hasta el coche particular. Cristina Hernández es veterinaria y trabaja para la Consejería de Agricultura en Cuenca.

Hasta que hace cinco años la alta velocidad conectó Albacete con la ciudad de las Casas Colgadas, no le quedaba otra que vivir en la capital conquense. «El autobús tarda mucho y yo no quería conducir a diario», relata esta empleada pública a quien el AVE le ha facilitado conciliar trabajo y familia algo mejor. En 35 minutos se planta en Cuenca. Sí que es cierto que le toca madrugar un poco, su tren sale cada mañana a las 7 y 12 minutos, pero en poco más de media hora están en su destino laboral.

«Al principio hacíamos ganchillo o jugábamos a las cartas, pero en realidad no te da tiempo a casi nada», cuenta  Cristina, más que acostumbrada a la rutina de viajar. «Es cómodo, pero el bono sale caro», dice Enrique Fernández Alfaro, otro de los albaceteños que a diario viaja a Cuenca, «tengo que venir a casa, tengo dos hijos y otro en camino».

Coches en el parking. La rapidez del trayecto en AVE choca con la contrariedad de que la estación conquense esté a siete kilómetros de la capital. Aunque hay un autobús que une la estación con Cuenca, va haciendo paradas y tarda demasiado, unos 20 minutos, casi lo mismo que el viaje entre Albacete y Cuenca en tren. Tiempo al que habría que sumar la distancia andando desde la estación de autobuses al puesto de trabajo. La solución que han encontrado estos trabajadores, muchos de ellos funcionarios de la Junta de Comunidades, pero también hay empleados de banca o que trabajan para empresas privadas, es dejar coches de su propiedad en los parkings de la estación de Cuenca. «Si lo dejas fuera, se te lo lleva la grúa», aseguran. En grupos de cinco personas, comparten los gastos de gasolina y aparcamiento (38,50 euros al mes), y así en unos minutos pueden cubrir el trayecto desde la estación hasta su puesto de trabajo y llegar a tiempo de fichar. Hay algunos que incluso han comprado coches de segunda mano para cubrir en poco tiempo estos escasos siete kilómetros. El tren llega a las 7,46 minutos, así que gracias a esta fórmula de coches compartidos pueden estar a las ocho, a más tardar a las ocho y cinco, en su puesto de trabajo, a tiempo de fichar. Al salir de trabajar, a mediodía, la operación es la misma. Hay prisas por coger el tren que sale de Cuenca a las 15,38 horas. Sobre las 16.18 horas están de vuelta en Albacete.

Gracias a esta conexión trabajadores como Cristina pueden vivir junto a su familia. Incluso hay funcionarios que tenían su plaza en Toledo y que ante las dificultades para obtener un traslado a Albacete han apostado por cambiarse a Cuenca y viajar en el AVE a diario, aunque tengan que madrugar un poco y gastarse al mes unos 300 euros en transporte.

Eso sí, tiene que estar al tanto de las promociones para que la factura del transporte no se le dispare a fin de mes. Los grupos de whatssapp y las cadenas de correo electrónico echan humo cada vez que hay una oferta. En el grupo que participa Cristina hay cerca de 100 personas que a diario cubren este trayecto. Con la tarifa promo consiguen billetes por 4,35 euros, el truco está en comprar los pasajes de dos meses de una tacada para aprovechar los descuentos. Ni siquiera con los bonos el billete sale tan barato. Con el abono, solo el viaje de ida cuesta 9,50 euros y otros 9,50 para la vuelta. Excesivo si se tiene que viajar a diario.

Vida casi todo el día. Cuenca es solo uno de los destinos que dan vida a la estación Vialia de Albacete a lo largo de casi todo el día. Con la supresión del tren hotel que pasaba de madrugada, a las 2,30 con destino a Barcelona y a las 3,52 con destino a Granada, ahora la estación puede cerrar en horario nocturno. El primer tren pasa tan solo cinco minutos después de abrir sus puertas.

A las 6.05 en el anden está listo un Media Distancia que llega a Madrid a las nueve menos cuarto de la mañana. Este tren no es que tenga mucho público, los viajeros no son tan madrugadores, aunque el lunes sí que lo usa bastante gente. Sobre todo trabajadores que tras el descanso semanal se incorporan a sus puestos en La Roda, Villarrobledo, Socuéllamos o Madrid, porque este tren es de los que va haciendo paradas.

Desde ese momento y hasta cerca de la medianoche, la estación es un ir y venir de trenes de Alta Velocidad, Altarias, Alvias e Intercities. Entre Albacete y la capital de España hay 20 trenes diarios, el primero a las 6.05 de la mañana y el último a las 21.08 horas. La conexión con Valencia se reduce a cinco trenes entre las 8.06 y las 20.12 horas; mientras que para Alicante hay 11 trenes distintos entre las 9.14 y las 22.34 horas. Para ir a Cuenca la oferta es de seis trenes que pasan entre las 7.12 y las 21.07 horas.

El último tren que circula por la estación es el Media Distancia que llega a las 22.34 desde Valencia. A esa misma hora para un AVE que viene de Madrid y va camino de Alicante. Minutos después la estación echa el cierre.

De cuidar que todo esté en su sitio, desde que la limpieza sea correcta hasta de vigilar por el confort de los viajeros, se encarga el supervisor, una figura que se asemeja a lo que antes era un jefe de estación. En la estación de Albacete hay dos supervisores, que cuentan con el apoyo de sendos factores encargados. Junto a estas cuatro personas, la plantilla de Adif se completa con otros 10 factores que son los agentes que se encargan de comercializar los billetes de Renfe, informar y dar atención a los viajeros. En total 14 personas.

Viernes y domingos son los días que más viajeros pasan por la estación. Muchos estudiantes regresan a casa los viernes a descansar y el domingo es el día en que trabajadores y universitarios retornan a sus puestos. El invierno no es buena época para el tren. Ya de cara a las Fallas de Valencia hay más viajeros, igual que ocurre en Semana Santa y durante el verano. Junio y septiembre, por la Feria, son los meses con más movimiento en la estación albaceteña.