Un 'resort' llamado pueblo

M.M.B.
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Pequeños municipios de la provincia, como Jorquera, multiplican su población, sobre todo, en verano gracias a que personas que emigraron y un emergente turismo rural eligen su tranquilidad como destino vacacional

La amasadora del obrador de La Recueja está en marcha a las dos de la madrugada. «Nos toca madrugar más, si en invierno hacemos 100 barras, estos días de agosto vendemos 300», cuenta Andrés Valero, el panadero de este pequeño pueblo de menos de 300 almas que este curso se quedará sin escuela y que es el encargado de surtir de este rutinario alimento a Jorquera, Villavaliente, Alatoz y las aldeas de la ribera de Cubas. 

Son poco más de las 9,30 de la mañana y Andrés ofrece el pan recién hecho en la plaza de Jorquera. Vende las primeras barras y se dispone a abrir un pequeño despacho que regenta en esta localidad, es la única tienda de alimentación que abastece a este histórico pueblo que como tantos otros de la provincia en estos días de agosto multiplica su población. «A Jorquera viene mucha gente, pero en Villavaliente pasa igual, pasamos de 100 a 200 barras».

«Fijos todo el año estaremos 300 vecinos, pero en agosto puede haber 600 o 700 personas», estima el alcalde de Jorquera, Jesús Jiménez, aunque cree que estos años atrás, cuando la crisis económica golpeó más fuerte, eran más los que elegían el pueblo para pasar el verano. «Hubo años que llegó a haber 1.000 personas en el pueblo, ahora se van a la playa o por ahí, creo yo, pero para las fiestas, sobre todo si caen en fin de semana, viene mucha gente».