Una carrera sagrada

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Más de 400 andarines acompañaron al venerado Cristo en su regreso al Sahúco

Los ‘andarines’, que recorren uno de los tramos antes de llegar a la aldea del Sahúco, portan la imagen que pesa 150 kilos. - Foto: Rubén Serrallé

Con los primeros rayos de sol, como manda la tradición cada 28 de agosto, más de 400 andarines vestidos de blanco impoluto y enfajados sobre todo de rojo, acompañaron en una carrera sagrada al Santísimo Cristo en su viaje de vuelta a la aldea del Sahúco.

Al son del vítor de ¡Viva el Santísimo Cristo del Sahúco!  y a la voz del santero con su habitual ¡Palmas, gandules! la venerada imagen se alza para emprender a la carrera la subida a su santuario donde permanecerá hasta el Lunes de Pentecostés, día en el que regresa de nuevo a Peñas de San Pedro, en cuya parroquia permanece durante el verano. Sobre dos horas necesitaron los andarines para cubrir el recorrido.

Esta insólita romería, que recorre a la carrera los 14 kilómetros que separan Peñas de San Pedro del Sahúco, aspira a ser reconocida como fiesta de Interés Turístico Nacional. Con más de dos siglos de antigüedad, son cada vez más las personas que se animan a completar esta carrera de relevos, acompañando al Cristo del Sahúco que es metido en una urna en forma de cruz.

El buen andarín sabe que nunca tiene que correr por delante de esta imagen de 150 kilos, peso que al final de la carrera resulta liviano por razones de lo más diversas. Hay quienes corren por tradición, sobre todo los peñeros que siguen haciendo lo que hacían sus abuelos o sus padres. Otros llegan invitados por conocidos que los animan a vivir esta carrera espiritual y hay quienes recorren los 14.000 metros a la carrera por fe y devoción, confiando al Cristo sus peticiones de bienestar para la familia o rogándole por la salud y el trabajo de los seres queridos.

El alcalde de Peñas de San Pedro, Antonio Serrano, confió en obtener pronto el reconocimiento nacional para esta romería tan sentimental que cada vez atrae a más público y más andarines. Son miles de personas las que se dan cita en el Sahúco para ver llegar al Cristo. También se disponen a lo largo del recorrido, donde hay tres paradas obligatorias en el Pardalejo, la Rambla y el Puente La Solana que son aprovechadas por los corredores para tomar algo de aliento y por los más devotos para poder acercarse a la imagen, tocarla, venerarla y fotografiarla.

A su llegada al Sahúco, entre los devotos que quieren tocar al Cristo, la imagen es sacada de su caja y colocada en las andas para así saludar a su Santísima Madre que sale a recibirlo y juntos regresar al Sahúco.

último rezo. La víspera de la procesión, tiene lugar el último rezo de la novena en la iglesia de peñas de San Pedro. El delegado de la Junta, Javier Cuenca, quiso participar de este actos y allí dijo que el Gobierno de Castilla-La Mancha «está trabajando para preservar las tradiciones populares de la región, al considerar que garantizan la identidad de nuestros pueblos y potencian el turismo.

El representante del Ejecutivo autonómico recordó que «el turismo es uno de los sectores que mayor relevancia está adquiriendo dentro de la economía regional, tal y como demuestran los más de 42.000 empleos directos que genera».

Javier Cuenca se mostró orgulloso de las fiestas que se celebran en los pueblos de nuestra provincia y, de manera especial, en las de Peñas de San Pedro, destacando las costumbres religiosas de gran arraigo que se celebran en esta localidad y que sin lugar a dudas «merece la pena conocer y disfrutar». «El futuro se conquista recordando nuestras tradiciones y haciendo gala de lo que somos, lo que hemos sido y lo que queremos ser», declaró Cuenca, y por ese motivo el delegado sostuvo que «debemos recordar nuestras raíces  para defender con más fuerza nuestro porvenir».