Filiberto sufrió la hiel del toreo en una seria novillada

PEDRO J. GARCÍA
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'Pedrés', que recibió un homenaje por parte de la empresa tras el paseíllo, volvió, tras un año de ausencia, con una novillada que fue la protagonista del festejo

Filiberto sufrió la hiel del toreo en una seria novillada

La primera novillada del abono reunió en el cartel a los tres novilleros finalistas del certamen Soy novillero, que se midieron a un encierro de Hermanos Martínez Pedrés, que, a la postre, fue el protagonista de la tarde, porque el maestro albacetense afincado en Salamanca vivió grandes tardes de gloria como matador de toros en la plaza de su tierra y ahora, como ganadero, también las vive con las novilladas que ha lidiado en los últimos años, siendo un buen ejemplo la de ayer. Pedrés fue protagonista por partida doble. Primero, tras el paseíllo, con el reconocimiento que le realizó la empresa, personalizado en Manuel Caballero y Manuel Amador, quienes le entregaron un cartel enmarcado de su presentación como matador de toros en Albacete, en la Feria de 1953, donde participó en la mitad de las corridas del abono, con sendos triunfos. Y tras el reconocimiento al maestro, llegó el festejo, donde también puso alto el listón, con una novillada muy seria y variada en el juego, con astados con más nobleza y clase en la primera mitad, y encastados con sus matices en la segunda, más complicados para lo joven terna, que debutó con picadores en Illescas tras la final del certamen de Castilla-La mancha Televisión y que acusó en varios pasajes la bisoñez que todavía tiene.

Pedrés, una vez más, apostó fuerte en su tierra, en la plaza en la que tantos triunfos logró como matador de toros y en la que siempre ha sido ejemplo con la presentación de sus astados con las novilladas que ha lidiado. Luego los toros pueden llevar más o menos dentro, pero la presentación es impecable y, en el caso de ayer, también tuvieron dentro sus novillos una variedad que consiguió que los presentes en la plaza disfrutasen por momentos y, sobre todo, que hubiese interés durante toda la tarde, con seis novillos que, seguramente, no tendrán que envidiar a algunos de los encierros de toros que salten al ruedo.

Y el resultado artístico fue el de una oreja por coleta, corto para una terna que demostró sus momentos de bisoñez ante una novillada que, como se dice en el argot taurino, pedía el carnet.

 

desigual suerte para filiberto. El novillero local Filiberto pasó de saborear la miel del triunfo, ya que casi tenía abierta la puerta grande, a sufrir la hiel del toreo, con la cornada recibida por el quinto de la tarde, que le mando a la enfermería, donde fue atendido de una herida inciso contusa de 25 centímetros en el primer tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo, a dos centímetros del pliegue inguinal. Afectó a piel, tejido subcutáneo, fascia muscular y produjo sección del músculo abductor en trayecto de 12 centímetros, según el parte médico. Después fue trasladado a la Clínica Santa Cristina y el pronóstico, afortunadamente para el novillero es «menos grave».

El primero de Filiberto fue un novillo serio, como todo el encierro, noble, que tomó la muleta con celo y clase, al que el novillero le recetó con la derechas tandas cortas, de tres muletazos y el de pecho, y con el que pudo lograr más lucimiento en el toreo al natural, ya que se desplazó más por ese pitón. La faena fue a menos cuando volvió sobre la mano derecha, enturbiado con un circular tropezado, aunque el pinchazo y hondo y un descabello fueron suficientes para acabar con el astado y cortar una oreja. La faena al quinto de la tarde, un encastado astado que no pasaba ni una, estuvo cimentada en el toreo al natural, donde hubo pasajes de templadas muletazos y de firmeza ante los parones de un novillo que, en una de ellas, le corneó, por lo que tuvo que pasar a la enfermería. Fue Ángel Olmo el encargado de despachar al burel, tras media estocada y un descabello, y su cuadrilla dio una triunfal vuelta al ruedo tras petición de oreja y una protesta del respetable al palco por no concederla.

Ángel Olmo, que abrió plaza, también cortó una oreja al primer de sus enemigos, un novillo con noble y clase en sus embestidas, con el que el letuario estuvo más alivido en los primeros compases y más ajustado y templado en los primeros muletazos al natural. Faltó mayor consistencia a una faena que finalizó con un pinchazo y una estocada contraria. Más complicado para Olmo fue el cuarto, un novillo encastado con el que no se acopló en su faena, que fue silenciada.

Completó la terna Álvaro Lorenzo, ganador del certamen Soy novillero, quien ayer cortó una oreja por la valentía mostrada ante el segundo de sus enemigos. Puso voluntad Álvaro Lorenzo ante un novillo complicado, con el que se desmonteró Jesús Alonso en banderillas, ya que el astado siempre tuvo un calamocheo molesto que no le dejó estar a gusto, por lo que decidió basar su faena en la distancia corta, muy valiente, metido entre los pitones, transmitiendo al tendido más miedo que toreo. Le costó un revolcón, sin consecuencias, en los pasajes finales, y tras una certera estocada paseó una oreja. Peor le fue con su primer enemigo, un novillo al que obligó demasiado en los primeros compases y con el que no se acopló ni encontró la distancia en una faena deslucida.