Guerra al Zika

J. V. (SPC)
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El mundo está en alerta ante la expansión del virus • En Brasil, foco del brote, hay 1,5 millones de enfermos, mientras en España hay siete contagiados, incluida una gestante

 
Cuando el mundo ya casi había superado la epidemia de ébola, que dejó más de 11.000 muertos entre 2014 y 2016, el planeta se enfrenta ahora a una nueva crisis sanitaria: el virus del Zika. En una rápida respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no como sucediese con la anterior alarma sanitaria, la institución anunció esta semana el estado de emergencia médica en el planeta por el vector del insecto Aedes Aegypti y su posible relación con casos de microcefalia en recién nacidos, sobre todo en Latinoamérica.
No es para menos. Todos los países del continente americano, salvo Canadá, ya cuentan con positivos del virus, además de miles de bebés nacidos con malformaciones cerebrales, y la expansión del vector también ha llegado a zonas frías del planeta. Así, Europa y Australia ya han registrado infectados importados. En el caso de España, el número de contagiados, según Sanidad, asciende a siete personas, una de ellas una embarazada de 14 meses. Sin embargo, el ejemplo de Brasil, foco del brote, es el más dramático de todos, con 1,5 millones de personas infectadas por Zika y más de 4.000 casos de bebés con deformidades. A pesar de ello, los ciudadanos de a pie siguen realizando una vida normal, como describe un expatriado español que trabaja en la ciudad de Natal -noreste del país-: «La situación no es tan alarmante como muestra la televisión. A los niños les echamos repelente y a funcionar, porque es imposible controlar a los mosquitos con el clima de aquí y la cantidad de agua estancada que hay», señala Samuel Pérez Estefanía, que añade que lo más problemático son las mujeres embarazadas, que están «superpreocupadas».
El responsable de esta situación es un mosquito, el Aedes aegypti, que vive en zonas cálidas, y cuya hembra infectada es la causante del contagio del virus del Zika, pero también de otras enfermedades tropicales más peligrosas como el dengue o las fiebres Amarilla y Chikungunya, que este pasado verano elevó los casos víricos en algunos países latinoamericanos, sobre todo en México y las islas del Caribe. 
Pero el virus podría extenderse de manera preocupante, como señala la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que estima que el continente puede alcanzar entre tres y cuatro millones de enfermos en un solo ejercicio. En la misma lína se muestra el Ministerio de Sanidad español, que prevé unos 200 casos importados al año en el país.
A esta situación se añade la preocupación por los nuevos casos de infección detectados a través de transmisión sexual, como el de un residente en Dallas (Texas) que mantuvo relaciones con un enfermo que tenía el virus, o por transfusión de sangre a través de un donante contagiado, como confirmaron las autoridades de Campinas, en Brasil.
Sin embargo, la voz autorizada que más preocupación muestra respecto a la crisis del zika y del resto de enfermedades tropicales es el Premio Príncipe de Asturias y descubridor de la primera vacuna contra la malaria Manuel Elkin Patarroyo, quien alerta de que «la humanidad carece de armas contra estos virus, porque aparte de que no hay vacunas, cada vez son más resistentes a los fármacos».
 
Estrategias de freno. Los expertos están abordando el actual brote viral desde tres ópticas principales: la prevención, a través de  la utilización de repelentes entre la población; la investigación farmacéutica, con el objeto de crear una vacuna; y una tercera vía referida a una posible ayuda nuclear contra el zika.
De hecho, esta última posibilidad es una la opciones más firmes. En este sentido, la agencia atómica de la ONU, a instancia de distintos países latinoamericanos, está estudiando la aplicación de radiación nuclear para esterilizar el esperma de los mosquitos y, de esta forma, reducir la población del insecto portador del virus del Zika. La idea sería implementar la llamada Tecnologia de Esterilización de Insectos en el país anfitrión de los Juegos Olímpicos de este año. «Si Brasil suelta un gran número de machos estériles, llevará unos meses reducir la población, pero esta medida puede ser eficaz combinada con otros métodos», señala el vicedirector del Organismo Internacional de Energía Atómica, Aldo Malavasi.
Ahora solo queda que la eficacia de la OMS, la cooperación entre los países afectados y la investigación farmacéutica permitan zanjar una crisis sanitaria que empeza a desbocarse en algunas regiones tropicales del planeta.