Un periodista nacido en Albacete el 5 de julio de 1840 da nombre a dos calles en dos ciudades diferentes de la geografía española, aquí en su tierra y en Santander por la importancia que tuvo en el ámbito de los medios de comunicación de su tiempo. Hijo de José Estrañi Sacristá y Tecla Grau Farigola su primer trabajo fue en el gremio de diligencias en el que su padre trabajó como administrador, concretamente en la empresa Diligencias Postas Generales, trabajo por el que tuvo que cambiar varias veces de residencia, que estuvo centrada sobre todo en las ciudades de Madrid, Segovia, León y Oviedo. «Mis padres eran catalanes, pero pobres», solía decir este albaceteño de nacimiento, que fue seminarista en León, estudió Matemáticas en Oviedo y en Madrid, otro de sus destinos de juventud, fue aprendiz de pintor, cómico ocasional, confitero, sin que haya que olvidar su paso por Valladolid en 1860 donde estuvo empleado en las oficinas del Ferrocarril del Norte y en las de la Fábrica de Gas. Polifacéticos empleos.
Pero, la orientación profesional de este inquieto albaceteño iba por derroteros distintos  a los que había seguido en su etapa de juventud, puesto que decidió al llegar a la capital del Pisuerga fundar algunas publicaciones periodísticas y participar en obras de teatro, compartiendo tertulias con el cántabro Matías Picavea, Emilio Ferrari y Felipe Sánchez Román. De sus lecturas, podemos saber que su ideología política se orientaba hacia las ideas republicanas y que el 13 de agosto de 1865 fundó el periódico satírico La Murga, luego El Hipócrita y posteriormente El trueno gordo, pero la censura actuó de forma tan enérgica que los dos primeros diarios apenas pudieron tener dos o tres números.

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