Una huida hacia adelante

Javier M. Faya (SPC)
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Pedro Sánchez, cuestionado por algunos 'barones', podría llegar al poder en una maniobra arriesgada

 
Ahora o nunca. Otodo o nada. Del cero al infinito. A la Moncloa o a casa. No hay término medio para el hombre que asumió el pasado martes el cometido del Rey de buscar el Santo Grial en el que se ha convertido la gobernabilidad de España. Quién sabe si Pedro Sánchez será capaz de poner de acuerdo a partidos antagónicos para que le apoyen en su sana ambición de ser presidente y, sobre todo, de evitar que su propio grupo lo devore ante el riesgo que corre si se alía con Podemos, un partido que se quedó a trescientos y pico mil votos de los socialistas en las elecciones generales y que, según el último sondeo del CIS, ya le adelantaba tan solo 13 días después del 20-D... por la izquierda, parafraseando ese poco creíble deseo más de postureo que de otra cosa de tender la mano «a la derecha y a la izquierda».   
De momento, fue capaz de obrar el milagrode hacer tocar fondo al PSOE y en vez de dimitir, estar con posibilidades de ser el jefe del Ejecutivo. En los 136 años de Historia de la formación creada por el otro Pablo Iglesias, nunca había caído tan bajo, a los 90 diputados... salvo en 1933, con Francisco Largo Caballero al frente (59). 
Su apostura juvenil -algo demasiado valorado en las papeletas, como viene sucediendo desde 2014-, unida a la ausencia de enemigos en Ferraz le avalan. 
Cierto es que tiene a muchos barones en contra, pero no llegan al Hemiciclo, donde nadie le hace sombra en esta XI Legislatura. Ni rastro de Eduardo Madina -víctima de la catástrofe de Madrid, donde no logró ni la medalla de bronce el PSOE-, cuya única cara visible, Meritxell Batet, fue fichada como jefa de campaña y forma parte del equipo negociador del madrileño, en el que no hay nadie de la órbita de Susana Díaz y que necesitará otro milagro para lograr su objetivo.        
Yes que no hay peor jugador de cartas que el que tiene mucha prisa y varias partidas abiertas a la vez. Debe conseguir que Podemos, crecido tras la última encuesta del CIS, no le pida un alto precio por darle su apoyo. Hace 48 horas se lo exigió. 
Luego está Ciudadanos, que, a pesar de los guiños y del matrimonio andaluz con Susana Díaz, se siente más en sintonía con los populares, aunque, tras la operación Taula, que ha dejado al PP de Valencia herido de muerte, pide con más fuerza que nunca la cabeza de Rajoy, como ya hizo en La Rioja con otro Pedro (Sanz). Ysi Génova se sigue negando, puente de plata para Ferraz. 
Detrás de los flashes, los desplantes -priorizar a C’s sobre los de Iglesias- y las no invitaciones -a ERC y Convergencia- hay un juego subterráneo de un hombre acorralado que está obligado a llegar a algún acuerdo para que no haya nuevas elecciones, sobre todo después de no haber sido capaz de blindarse para repetir como cabeza de cartel, al obligarle los barones, con Susana Díaz al frente, a que el congreso se celebre el 21 y 22 de mayo, con su puesto de secretario general pendiente de un hilo. 
Su acertada idea de depositar en las bases la responsabilidad de los pactos puede valerle mudarse a la Moncloa si se dan sospechosas abstenciones. Demasiadas carambolas.